Cultura

«En Nueva York también saben hacer palmas por bulerías»

Miguel Marín es del pueblo cordobés de Carcabuey y su relación con el flamenco no nació en el seno de su familia, sino en EEUU, a donde fue hace más de una década para hacer un Master en Economía. El resto es historia. Hoy es el director del Flamenco Festival, uno de los más prestigiosos del mundo.

el 15 sep 2009 / 00:15 h.

Miguel Marín es del pueblo cordobés de Carcabuey y su relación con el flamenco no nació en el seno de su familia, sino en Estados Unidos, a donde fue hace más de una década para hacer un Master en Economía. El resto es historia.

Después estudió administración de Artes Escénicas y por ahí vio la forma de introducir el flamenco en este país de una manera importante. Hoy es el director del Flamenco Festival, uno de los más prestigiosos del mundo; desde luego, el más importante de cuantos se celebran fuera de nuestro país. Miguel nos habla de cómo era el ambiente flamenco entonces, y de las dificultades para introducirlo en los grandes teatros, como son el City Center o el Lincoln Center.

"Recuerdo que por aquí venían pocas compañías, la de Luisillo o Paco de Lucía, y poco más. Me fui para España y conseguí convencer a Antonio Canales para que viniera a iniciar el festival. Entonces estaba en su mejor momento, y estaba con él la bailaora Sara Baras. Así comenzó todo".

En cuanto a los apoyos públicos, Miguel recuerda que el primer año sólo pudo contar con la ayuda de un hotel, que les facilitaba habitaciones, y de Air Europa, que les regalaron billetes de avión. "Después ya llegó la ayuda de Turismo Andaluz, que vio la posibilidad de promocionar Andalucía a través del flamenco, y esa ayuda es muy importante ahora. La Gala de Andalucía, por ejemplo, que tuvo lugar el pasado miércoles en el City Center, está patrocinada por Turismo Andaluz".

Pero ahora hay muchas más ayudas, entre ellas, las del Inaem y la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. "Yo tengo que agradecerle a Bibiana Aído, directora de la Agencia, que desde que ocupó ese cargo se haya volcado con el festival en todo momento. No sólo en lo económico, que para organizar un festival en Nueva York es algo imprescindible. Ella ha impulsado, por ejemplo, que el Inaem colabore en mayor medida que lo venía haciendo hasta ahora".

Está convencido que sin estas ayudas, el festival sería imposible organizarlo. "Por supuesto. Totalmente imposible. A pesar de que se llenan los teatros, y de que los ingresos por taquilla son importantes, sería imposible hacer un festival como éste en Los Ángeles, Nueva York o Londres. Porque es muy difícil traer a una compañía como la de María Pagés, por ejemplo, para una sola actuación. Para hacerla rentable tendría que estar dos semanas, y es eso difícil aquí".

En cuanto a las ayudas de la ciudad de Nueva York, aclara que son escasas y muy puntuales. "El Instituto Cervantes colabora, sobre todo, en la organización de actividades culturales. Lo mismo que el Consulado español".

La búsqueda de los beneficios es lo de menos, según Miguel Marín. "Aquí no funcionamos con esos criterios, a pesar de que somos una empresa privada, porque entonces traeríamos compañías adecuadas para buscar la rentabilidad económica. Y hasta ahora estamos trabajando con las mejores compañías y con las figuras más grandes del flamenco".

Aunque la idea que se tiene en Andalucía es de que fuera de España no se sabe de flamenco, el director del Flamenco Festival puntualiza algunas cuestiones. "A Carmen Linares y a Tomatito, que son artistas de una gran calidad, el público les hizo palmas por bulerías. Y se escucharon unos olés a tiempo que, sinceramente, parecía que estábamos en Andalucía. El público de Nueva York es educado y está acostumbrado a apreciar la calidad. En el flamenco también. Eso puedo asegurarlo", dice Miguel muy convencido.

Le preguntamos que si se ve en el futuro dirigiendo un festival como la Bienal de Sevilla y es tajante. "Prefiero seguir aportando al flamenco el trabajo que hago desde aquí. Por otra parte, hasta ahora no me han ofrecido nunca ese cargo. Estoy dispuesto a colaborar con la Bienal, claro. Pero prefiero seguir abriendo mercados por el mundo para nuestro arte".

Y en cuanto al mercado con más futuro para el flamenco, asegura que China y Australia nos tienen reservadas grandes cosas. "Ya hemos estado en China y puedo asegurar que aman el flamenco".

  • 1