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'En Sevilla hay casas que están en pie de milagro'

He aquí el hombre que mejor conoce el subsuelo de Sevilla. Hablamos del consejero de Vorsevi, empresa de la tierra que acaba de mudarse a la Cartuja cuando cumple 45 años de su fundación. Barrios insiste en que, a la hora de catalogar los inmuebles, se estudie también su cimentación para así evitar desgracias

el 16 sep 2009 / 02:10 h.

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-No hay subsuelo que se le resista. Por sus manos han pasado los datos de las entrañas del Salvador, de Santa Catalina, del Palacio de San Telmo, de la Plaza de España... ¿Es tan malo como dicen el suelo de Sevilla?

-Malo no, es malísimo. La mayor parte de Sevilla se asienta sobre una gran charca, y eso hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de plantear garajes subterráneos, sótanos, infraestructuras...

-¿Y se tiene en cuenta?

-No. Cuando se catalogan los edificios, siempre se atiende a la parte estructural y emergente, a los valores patrimoniales de su fachada, a si hay que conservar la primera crujía; pero debería tenerse muy en cuenta la parte estructural, la cimentación, porque así cuando algún promotor plantee obras podrá saber qué riesgo o con qué margen de seguridad contará para construir. De lo contrario, que es como estamos, puede decirse que es un milagro que no haya ocurrido alguna desgracia.

-¿Tan mal está la cosa?

-Tenga claro que, en Sevilla, las cimentaciones de nuestros edificios son fantásticas siempre que nos refiramos a las épocas romana y árabe, y medioqué para las posteriores. Pero desde fines del siglo XVIII, cuando se llevaron a Cádiz la Casa de la Contratación, Sevilla entró en un bajón económico importante que se tradujo en un empobrecimiento de cuanto se construía. Cuando vamos a estudiar viviendas de esa época en adelante, nos llevamos las manos a la cabeza porque nos topamos con edificaciones y casas que, como le digo, están en pie de puro milagro: ¡es que están montadas sólo sobre tres hiladas de ladrillo!

-Con razón se quejaban los vecinos de Manuel Arellano ante tanta grieta, y con más temor aún encararon los de Rochelambert la construcción de un aparcamiento junto a sus torretas, proyecto por cierto felizmente replanteado, en parte gracias a la crisis...

-Es que en Rochelambert la mayoría de los bloques están construidos sobre unas capitas que eran lo mínimo que se despachaba, con espesores pequeñísimos y a profundidades inadecuadas. Si no se toca el subsuelo demasiado, pues ahí estarán mejor que mal; pero como se quiera tocar el terreno...

-Vamos, que usted firmaría la ordenanza en la que trabaja el abogado Joaquín Moeckel, que precisamente aboga por que antes de toquetear el subsuelo se practique un estudio o sondeo apropiado que aporte garantías de estabilidad.

-Desconocía que se estuviera haciendo esa normativa, pero en efecto, la alabo porque es necesaria. Y soluciones, en construcción, hay hoy en día de todo tipo. Mejor prevenir y conocer antes que tener que lamentar, está claro.

-Antes hablaba de los árabes. Pero la Giralda y la Torre del Oro no tienen precisamente unas cimentaciones potentes.

-Así es, pero las pocas que tienen están tan bien hechas que no hay que temer por su integridad. La Giralda tardó 14 años en construirse, lo que dio tiempo de sobra para que se asentase en el terreno, no como ahora, que se construye tan rápido que no da tiempo a ese asentamiento. Y la Torre del Oro, cuya cimentación también hemos estudiado, es espectacular: es el único edificio de Sevilla en el que se usaron estacones de pino macizo para consolidar el humedal en el que se asienta, al estilo de las cimentaciones de las casas venecianas.

-Ya que estamos, ¿le parece aprovechada esa orilla del río?

-En modo alguno. Mire, por nosotros pasó, en 1976, un proyecto de puesta en valor de esa zona realizado por Amalio Saldaña que planteaba que el río bañase, como antiguamente, una parte de la torre. Ese proyecto ganó el premio Europa Nostra, pero no se hizo por falta de financiación.

-Si lo viera Juan Salas...

-El proyecto era una preciosidad, no lo que hay ahora...

-Hablando de lo que sí es una realidad, ¿cómo valora el Metro?

-Como uno de los grandes aciertos de la ciudad, de los que cambian su pulso. Dicho esto, está claro que necesita conectarse con más líneas, porque una sola línea no es suficiente.

-Mientras llegan más líneas y el tranvía cobra sentido al ampliarse, ¿qué más demanda?

-Desde mi punto de vista, la ciudad necesita más infraestructuras. Necesita un impulso similar al que se puso en carga para la Expo'92. Sé que hay proyectos en marcha, como la SE-35 o la SE-40, pero insisto: hace falta más.

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