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'En Sevilla hemos pasado de dar 150 a unas 300 comidas diarias'

A las 7.00 horas de la mañana comienza el trajín en la cocina para que todo pueda estar listo a la hora del almuerzo. Ayer tocó potaje de chícharos, con garbanzos y arroz, pescado frito de segundo, yogur y plátano. Las colas ante la puerta del comedor social del Pumarejo siguen una escalada creciente.

el 16 sep 2009 / 04:45 h.

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A las 7.00 horas de la mañana comienza el trajín en la cocina para que todo pueda estar listo a la hora del almuerzo. Ayer tocó potaje de chícharos, con garbanzos y arroz, pescado frito de segundo, yogur y plátano. Las colas ante la puerta del comedor social del Pumarejo siguen una escalada creciente.

"De dar el año pasado entre 150 y 180 comidas hemos pasado a ofrecer 300 menús diarios". Sor María Dolores es una de las 10 o 12 religiosas de la comunidad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl que diariamente pasan la mañana entre fogones y peroles para dar de comer al hambriento y de beber al sediento. "Nuestra filosofía es que antes de sentarte a solucionar los problemas de una persona, puedas al menos saciarle el estómago".

Al comedor social del Pumarejo acuden a diario en torno a 300 personas en busca de un plato de comida. La crisis no discrimina edades. "Por aquí vienen desde chicos jóvenes con 18 años hasta personas de más de 80". Por norma, los menores no pueden entrar a estas instalaciones. De ahí que, aparte de los usuarios del comedor, estas religiosas atiendan cada día a 230 familias con menores a su cargo que se llevan el alimento en crudo. "Leche, comidas para niños pequeños, frutas, yogures, pescado...".

Es tal la avalancha de demandas de alimentos de primera necesidad que reciben que la comunidad se ha visto obligada a realizar un censo de las familias más necesitadas ante la imposibilidad de atender a todas. "Damos todo lo que tenemos. Ojalá pudiéramos dar a toda la gente que nos reclama ayuda", dice sor María Dolores al tiempo que se lamenta de las "mínimas" ayudas públicas que recibe el comedor.

A las 12.10 del mediodía se reciben a los primeros comensales. Bandeja y self service. A cada usuario del comedor se le confecciona una ficha con la que puede acudir al mismo tantas veces como lo necesite. "Intentamos con ello interesarnos por la situación de la persona y conocer sus dificultades. Que todo no sea darle de comer, sino tratar de encauzar sus problemas". El perfil sociológico de los comensales es de lo más variado: "prostitutas, alcohólicos, muchos inmigrantes y personas normalizadas a las que les da mucho más apuro venir a un comedor público".

El Banco de Alimentos de Sevilla, los excedentes de la Comunidad Europea y las operaciones kilo de colegios y parroquias son los principales suministradores de este comedor benéfico.

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