Cultura

Enrique de Hériz: «Magia y ficción son simétricas»

Desde antes de publicar su última novela, Manual de la oscuridad, Enrique de Hériz (Barcelona, 1964) no sale de casa sin su baraja de naipes. La historia de un mago que sufre una progresiva pérdida de la vista le ha llevado a aficionarse al ilusionismo hasta el punto de que sus presentaciones son casi espectáculos. Ayer estuvo en la Casa del Libro de Sevilla.

el 16 sep 2009 / 05:30 h.

Desde antes de publicar su última novela, Manual de la oscuridad, Enrique de Hériz (Barcelona, 1964) no sale de casa sin su baraja de naipes. La historia de un mago que sufre una progresiva pérdida de la vista le ha llevado a aficionarse al ilusionismo hasta el punto de que sus presentaciones son casi espectáculos. Ayer estuvo en la Casa del Libro de Sevilla.

Publicada por la editorial Edhasa, como su anterior novela, Mentira, este Manual de la oscuridad guarda ligeras similitudes con su exitoso precedente. "Quería distanciarme de Mentira, pero al final he entendido que las dos se mueven en el terreno de las leyendas heredadas, y en cómo la gente construye su vida con ellas. En el caso del protagonista de Manual, se construye con las historias de los grandes magos del XIX", explica.

El escritor se sorprendió al comprobar la escasez de novelas que se ocupan de la magia en comparación, por ejemplo, con el cine. "No hay tradición, lo cual es sorprendente, porque magia y ficción son simétricas", comenta. "Ambas usan artificios, pero exigen la misma honestidad del que hace los trucos. Cuando vas documentando los mecanismos de la magia, ves que son los mismos que los de la literatura. Y en ambos casos la finalidad es que el receptor quede boquiabierto y emocionado con algo que él sabe que es un truco".

Para trabajar en Manual de la oscuridad, De Hériz trabajó con bibliografía especializada, estudió la parte histórica y estética de la magia, hizo cursillos de iniciación al ilusionismo. Más fácil lo tuvo respecto a la cuestión de la ceguera de su protagonista, un mal que sí ha dado mucho juego a la literatura, desde Borges a Saramago o Sabato. El motivo es que "la ceguera está cargada hasta los topes de valor metafórico, pero yo trato de no abusar de eso: que el lector lo atribuya", dice.

Por otro lado, lo primero que el personaje central que está a punto de perder la vista, Víctor Losa, aprende de su maestro Galván, es a contar historias antes que a hacer juegos de manos. "Las grandes virguerías tecnológicas que se hacen en la magia de hoy son perfectamente olvidables. Te puedes quedar pasmado en el momento, pero dos días después no recuerdas nada. Lo que da consistencia a un espectáculo es la historia que se construye truco a truco", apunta De Hériz.

autor de culto. Madurado durante años en el campo de la edición y la traducción, Enrique de Hériz es tal vez el primer sorprendido con el éxito de su obra, especialmente de su novela Mentira, que ya ha agotado diez ediciones, tiene una feliz vida en bolsillo y ha sido traducida hasta la fecha a una docena de idiomas. Pero todo ello de una forma muy progresiva, sin grandes aparatos promocionales ni sólidos apoyos mediáticos.

"Ya no es una novela de culto, pero tampoco se trata del best-seller tradicional", asegura. "¿Magia? La magia del boca a boca, una cosa extrañísima que sólo será posible mientras siga existiendo un modelo de librería independiente que lo haga posible", apostilla el autor, que con anterioridad a estos títulos había publicado otras novelas como El día menos pensado (1994), Historia del desorden (2000) y Sorda, pero ruidosa (2003).

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