El valenciano Enrique Ponce salió ayer a hombros en la cuarta de la Virgen Blanca de Vitoria después de cortar un rabo a un bravo y gran toro, de nombre Santo y con la divisa de Puerto de San Lorenzo que aunó temple, acometividad, son, fijeza, codicia y recorrido en su embestida, según informó Burladero.com.
El toro apretó de bravo en el peto y Ponce lo templó ya de capote. Antes de brindar, se le arrancó el toro sorprendiéndole y Ponce se dobló torero con él poniendo la plaza boca abajo. Luego, el de Chiva cuajó una faena de menos a más, que mejoró de mitad de trasteo en delante, más encajado el torero y ligando series en redondo de alta nota con el toro repitiendo incansable por abajo.
Se adornó al final con la poncina, remates, cambios de mano y adornos varios. Le sonó un aviso antes de entrar a matar y dejó una gran estocada antes de caer las dos orejas y el rabo. De forma incomprensible, nadie pidió la vuelta al ruedo al toro.
Antes había cortado Ponce otra oreja un primero noble y suavón. El torero levantino firmó una faena larga y técnica, a media altura, estética, elegante pero sin profundizar demasiado.
Sebastián Castella se había estrellado con un manso rajado en su primer turno. El quinto fue el toro de más clase, aunque se lesionó la mano izquierda en banderillas y ello condicionó la labor del francés.
Miguel Ángel Perera, sin opción con el manso tercero, tuvo enfrente un sexto manejable aunque flojo y falto de raza además. Perera no pudo apretarle, lo cuidó a media altura y terminó en cercanías llegando más a la gente.
