Cultura

Enrique Valdivieso salda su deuda con Murillo :«Mi vida culmina aquí»

Tras 30 años entregado al pintor, publica un catálogo que ensalza su lado más humano.

el 05 mar 2011 / 20:26 h.

Enrique Valdivieso.
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Bartolomé Esteban Murillo es, junto a Velázquez, el pintor más importante que ha regalado Sevilla al mundo, con la diferencia de que además desarrolló su labor artística en esta ciudad. Sin embargo, su obra, por diferentes avatares de la historia, se encuentra muy repartida, dispersa y, en ocasiones, oculta en colecciones privadas, lo que ha hecho algo inaccesible su producción a la literatura artística.

Ahora, el catedrático en Historia del Arte Enrique Valdivieso reúne toda la obra conocida del pintor en un libro que reproduce sus lienzos y arroja claridad sobre alguno de ellos, de los que sólo existían noticias documentales o que se conocían exclusivamente por antiguas fotografías en blanco y negro e ilustraciones. El libro Murillo, catálogo razonado de pinturas avala la grandeza del pintor sevillano, poniéndolo a la vez en diálogo con la época y el contexto social que le tocó vivir en el difícil siglo XVII.

"Llevo escribiendo este libro desde hace 15 años, aunque comencé mucho antes, en 1982, cuando escribí por primera vez sobre Murillo con motivo de la gran exposición dedicada al pintor que se montó en Madrid y Londres", recuerda el autor.

Desde entonces, Valdivieso fue consciente de que se debía "entregar" a este artista, continuando además la tarea que emprendió su maestro Diego Angulo Íñiguez, que publicó en 1982 un catálogo sobre Murillo de tres volúmenes considerado todavía como obra de referencia sobre el pintor.

Y aunque habrá que esperar hasta mañana lunes, día en que presentará este catálogo de Valdivieso en el Museo de Bellas Artes, en principio éste no aportará sorprendentes novedades sobre la vida y trayectoria del creador sevillano, aunque actualiza, continúa y profundiza en la labor que llevó a cabo Angulo Íñiguez hace tres décadas.

"En estos 30 años han cambiado las circunstancias. Se emplean otras metodologías para catalogar e investigar, y contamos con mejores medios técnicos", dice, lo que permitirá contemplar con renovados ojos la fecunda obra de Murillo.

"Mientras que el libro de Diego Angulo estaba impreso en su mayoría en blanco y negro, éste se ha publicado en color en un 95%", destaca. "Digamos que el catálogo del maestro Angulo rescataba a Murillo del olvido y lo elevaba al máximo nivel de calidad crítica y, ahora, yo he seguido ese camino, reorientándome para incrustar al pintor en el mundo económico, social y religioso de esta ciudad".

Y es que este Catálogo razonado de pinturas es, además, un retrato histórico de la Sevilla de la época y del círculo artístico del que se rodeó el artista. Tan es así que la obra acaba por descubrir a un pintor "que supo introducir amabilidad, esperanza y alivio a las penas de una época desgraciada, en la que la peste y el hambre asolaron la Sevilla de esos años negros". "Y llevó a sus lienzos a tipos humanos que procedían del mundo de la calle", destaca el catedrático.

La principal novedad que arroja este catálogo es, por tanto, y en opinión de su autor, el reflejo de las circunstancias de la ciudad. "Está enfocado en Sevilla. No es un análisis de Murillo realizado desde los EEUU por americanistas que no se enteran. Si no se vive aquí y se tiene un pálpito de lo que ha ocurrido en esta tierra, y algo de genética sevillana, no se puede entender estos procesos".

Valdivieso retrata, por lo tanto, a un Murillo "visto desde Sevilla con fundamentos sevillanos". No en vano, el catálogo incluye una biografía sucinta y concisa, un estudio de su estilo y su producción, así como un análisis de su entorno. "Murillo no es un hombre aislado. Estuvo con otros creadores, escultores, plateros, pintores... un mundo artístico que formaba un núcleo muy compenetrado. De hecho, los artistas solían casar unas familias con otras. Hay lazos personales".

El catálogo tampoco deja atrás la sociedad económica en torno a la que orbitaban estos creadores: clérigos, banqueros, aristócratas y empresarios de la época, que encargaban las pinturas.

Aunque la intención de Valdivieso era editar esta obra en_Sevilla, finalmente tuvo que acudir fuera: "Me había movido intensamente por toda la ciudad para encontrar a alguien que me publicara este libro. Se podría haber hecho aquí si no fuera por la crisis y no hubieran desaparecido todas las editoriales comerciales, incluida Editorial Guadalquivir, del fallecido José Sánchez Dubé, con quien yo trabajaba", lamenta.

La mayoría de las negativas se justifican en que, tal y como reconoce el catedrático, "el libro de arte se vende mal". "Como no encontré posibilidad alguna en Sevilla, me moví hacia el único lugar donde podía tener más suerte: Madrid, y una fundación se interesó por la obra, a pesar de la carestía de esta edición, de casi 800 páginas".

"No he podido escribir tres volúmenes como Angulo en Espasa Calpe. Pero mi obra es un concentrado de gran valor. Moralmente, mi vida culmina aquí; es la más importante de toda mi carrera", asevera. Y avisa: "Este catálogo lo he hecho para el gran público, para que redescubran a un gran pintor, no para que coja polvo en una estantería".

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