El Congreso del PSOE del pasado julio ha dejado a dos grandes protagonistas en la política municipal que marcarán, junto al alcalde, el rumbo del Ayuntamiento en este mandato. En primer lugar, José Antonio Viera. El recientemente reelegido secretario provincial realizó un anunció antes del verano: "En septiembre habrá una reflexión profunda en la capital". Sus palabras, precedidas por una conversación con Monteseirín, según fuentes socialistas, responden a una intención de que el PSOE intervenga en la capital. Sus opciones son limitadas. El plano institucional está alejado del orgánico y el alcalde ha sido elegido en unos comicios. Pero habrá maniobras políticas encaminadas a reorganizar la estructura local del partido y las agrupaciones de los distritos de impredecibles consecuencias.
Ante esto, Monteseirín ha relanzado a su hombre fuerte: Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Controlará el rumbo del Ayuntamiento, después del alcalde, y la estrategia política. Como delegado de Urbanismo, deberá negociar con la Junta y con la dirección regional del partido los principales proyectos de la ciudad. Será además el principal referente del Gobierno local para afrontar la segunda crisis del mandato, que se ha intentado cerrar con su nombramiento. Y hay ahora que negociar con Emilio Carrillo y lograr una cierta cohesión en una corporación dividida entre los partidarios de Monteseirín y los de Viera.
En el escenario municipal hay un tercer protagonista: Antonio Rodrigo Torrijos. El primer teniente de alcalde tiene proyectos muy ciudadanos en la cartera (el carril bici, la línea 072, la implantación de campos de césped artificial...). Su colaboración con el alcalde ha sido estrecha estos años, pero el panorama institucional ha cambiado. Sus relaciones con Carrillo eran buenas y está molesto por la inestabilidad del Gobierno provocada por la crisis interna del PSOE.
