Toros

Entre las decepciones y las sorpresas

La Feria ha arrojado triunfadores inesperados y ha consagrado el liderazgo de El Juli

el 23 abr 2013 / 00:05 h.

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La Feria de Abril, a priori, gravitaba sobre las monteras de Morante, El Juli y Manzanares. Juntos abrieron el abono en Resurrección, una sola tarde que sirvió al madrileño para convertirse en triunfador absoluto del ciclo por esa incontestable demostración de poderío, magisterio y raza de figura que le franqueó de par en par la Puerta del Príncipe. El listón quedó tan alto, que el de la Puebla y el alicantino pulularon ese día como sombras de sí mismos. Pero a Manzanares aún le quedaba una difícil encerrona en la que tenía que renovar confianzas. Tibio con un primer cuvillo con el que sólo calentó motores, pasó un calvario con una alimaña de Victorino que hundió la tarde. Con el agua asomándose por la borda, tiró de su auténtica alma de figura para revocar la tarde y bordarlo con un toro de Juan Pedro después de escuchar una intensa ovación de ánimo que le devolvió la fe. Con esas dos orejas en la talega afrontó su tercer compromiso con los toros de Victoriano del Río cuajando un intensa y hermosa faena que la cicatería de la presidencia premió con un solo trofeo. ¿Se ha roto el idilio de Manzanares con la plaza de la Maestranza? Seguro que aún hay torero para rato. Morante era la tercera parte de este banco y uno de los nombres indiscutibles de un ciclo en el que, una vez más, no ha tenido toros para explayarse por completo. Pero sus recitales capoteros -incluyendo esa media que tiene el peligro de curromerizarle- han sido cumbres de una Feria que saboreó a sorbitos esa faena incompleta a un cuvillo. Morante quiere y se le nota: ¿Habrá encerrona en Ronda? Veremos... En el capítulo de sorpresas agradó la disposición, pero sobre todo la calidad del toreo de Nazaré, sobrepuesto al tremendo percance de El Juli y autor de uno de los trasteos más templados de la Feria a un sensacional ejemplar de Victoriano del Río. En cualquier caso, el zambombazo más espectacular ha corrido a cargo de Manuel Escribano, repescado a última hora como sustituto de El Juli para lidiar con pasmosa y brillante suavidad dos toros de Miura que le han cambiado la vida. Sus particulares cuarenta días en el desierto le han sentado bien y todo el toreo lo celebra. También escapó puntuando Daniel Luque el día que se enredó con el polémico director de la banda de Tejera. La oreja cortada a ese buen toro de El Pilar resarció del medio tono con el que había afrontado el mano a mano con los toros de Victorino Martín. El Cid, que fue su contrincante artificial esa tarde, salvó los muebles con sus albaserradas pero volvió a sortear toros de triunfo –los de Daniel Ruiz– con los que hace demasiado tiempo que no es capaz de dar el paso. Sin pena ni gloria, Miguel Ángel Perera y Sebastián Castella sudaron la camiseta y el joven Jiménez Fortes mezcló arrojo con excesivo verdor. Mención aparte necesita Alejandro Talavante un torero tratado y rodeado de aura de figura que sigue enseñando demasiadas goteras en su toreo. Se fue de Sevilla sin convencer. Cotizan al alza Javier Castaño, que pudo salir a hombros con la miurada, y el bizarro Rafaelillo, pero sobre todo Juan José Padilla, clásico, variado y más que entonado con un buen toro de Torrestrella del que le birló una oreja el presidente Fernández, que no dio una. El día de los mediáticos –que estuvieron a punto de llenar la plaza– El Cordobés escenificó dos actuaciones ridículas que deberían servir para que no pisara nunca más el albero del Baratillo. Esa misma fecha, El Fandi se afanó en lo que se le da bien: el capote y las banderillas ya que con la muleta ni lo intenta. En el comienzo del ciclo continuado Ferrera anduvo habilidoso y teatral con los decepcionantes cuadris compartiendo cartel con el incapaz Leandro y el esforzado Gallo, de los que casi nadie se acuerda ya. Tampoco dejaron demasiado rastro Curro Díaz, David Mora y López Simón a los que le vino demasiado larga la estupenda corrida de Fuente Ymbro. El serial de festejos se había abierto con una buena novillada de Juan Pedro Domecq que sirvió para renovar ilusiones con Lama de Góngora –que repite el Sevilla el próximo domingo– y poner en cuarentena a Gonzalo Caballero y el extraño Sebastián Ritter. Dentro del apartado ecuestre, Diego Ventura remontó su encerrona en solitario para abrir su octava Puerta del Príncipe y gustó Manuel Manzanares en la matinal del Domingo aunque sólo puntuaron Valdenebro y Palha. Y pare usted de contar.

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