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Épica remontada del Ciudad Real, que revalida el cetro

El BM Ciudad Real reeditó ayer el título de la Liga de Campeones tras derrotar (33-27) épicamente en el partido de vuelta a un THW Kiel alemán desbordado por un arrollador tramo final del equipo manchego, capaz de levantar en un cuarto de hora una desventaja de cuatro goles y acabar con el sueño alemán.

el 16 sep 2009 / 03:37 h.

El BM Ciudad Real reeditó ayer el título de la Liga de Campeones tras derrotar (33-27) épicamente en el partido de vuelta a un THW Kiel alemán desbordado por un arrollador tramo final del equipo manchego, capaz de levantar en un cuarto de hora una desventaja de cuatro goles y acabar con el sueño alemán.

Thierry Omeyer y Nikola Karabatic lideraban al conjunto germano, gran dominador del partido durante los tres primeros cuartos, pero que perdió toda su claridad ante el ímpetu local, impulsado por un gran Chema Rodríguez y las paradas decisivas de Arpad Sterbik.

El campeón de la Bundesliga no se había dejado inmutar por el ambiente enfervorizado del recinto y parecía encaminado a tomarse la revancha de lo sucedido el año pasado. Sin embargo, el Ciudad Real no se rindió y supo esperar su momento, en una demostración de carácter y calidad.

Omeyer estaba amargando la fiesta del Quijote Arena. Bajo las paradas del portero francés, el Kiel llevó la batuta del encuentro. El Ciudad Real llegó vivo al descanso (13-14), pero Omeyer retornó a la pista dispuesto a seguir con su festival. El campeón olímpico firmaba 18 paradas y su compatriota Karabatic lideraba el ataque para poner a los visitantes muy cerca del título (16-20).

Sin embargo, ahí se empezó a acabar el Kiel y surgió el equipo español. Chema Rodríguez le dio otra velocidad a los suyos, la defensa comenzó a funcionar y los locales a correr. El muro Omeyer cayó (sólo hizo dos paradas más) y un gol del central puso por delante por primera vez a los de Dujshebaev (23-22).

La delantera en el electrónico dio alas al Ciudad Real, cada vez más gigante ante un rival que empequeñecía. La tensión crecía y fue el momento elegido por Sterbik para aparecer en plenitud. Las paradas del guardameta fueron el impulso definitivo y Abalo provocó la locura con el 32-27. El Kiel no soportó la presión y el conjunto manchego sentenció ante el delirio del Quijote Arena.

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