Cofradías

Epistula ad Hispalenses

el 08 mar 2013 / 21:52 h.

Al modo del apóstol Pablo con los Colosenses, Efesios y Tesalonicenses, de Santiago, Juan o Pedro, los obispos han de orientar la catequesis (del griego "katéjesis": "instrucción de viva voz") de los fieles que desean seguir en el seno de la Iglesia, pues también abundan, y cada vez más, los que van por libres en su hipotética pertenencia a la comunidad eclesial. Así pues, las cartas pastorales tienen que discernir los principios evangélicos adaptados a la actualidad, de las injerencias inadecuadas que por innata condición humana, pueden desembocar en una desviación seria de la doctrina cristiana.

Por ello no nos debe sorprender el contenido de la última epístola de nuestro arzobispo, ya que pretende recordar el compromiso fundamental que contraemos los cofrades al participar en la Estación de Penitencia y advertirnos de tendencias que desvirtúan la finalidad de la cofradía. Y esto, incrementado por los últimos episodios, al menos controvertidos; aunque nos quejemos con frecuencia en tertulias y conciliábulos varios, se muestra una minoría de edad, inmadurez o deficiencia formativa o, tal vez, una inapetencia manifiesta en cumplir con lo jurado, con las obligaciones religiosas, hasta el punto de impeler al pastor a la reconducción y a la llamada de atención preceptiva, -criticada pero justificada a todas luces-, hacia quienes defienden solo los aspectos culturales y tradicionales de nuestros centenarios cortejos procesionales; se ha de mantener su esencia, la estética, la armonía del conjunto que hace modélica nuestra Semana Santa, cuanto suscite el fervor de los hermanos participantes y espectadores externos, pero unido a la insoslayable identidad con los criterios doctrinales de ahora, de una Iglesia que pretende ahondar en la didáctica del testimonio personal y colectivo.

No obstante, AB ALIQUIBUS NON OMNES IUDICENTUR ("por algunos no se juzgue a todos"). Son muchos los cofrades que sí saben qué papel han de desempeñar en su cofradía.

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