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Érase una vez

Unos cuantos artistas proponen una revolución: la "apropiación social de la Cuentería" para aprender de una vez a aguantarnos y querernos los unos a los otros. Es decir, llega el Festival de Narración Oral. No es un cuento

el 20 oct 2010 / 05:45 h.

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"No sé hacer malabares, no soy maga, no toco ningún instrumento, sólo canto jotas cuando estoy alegre, y no puedo decir que tenga ninguna otra habilidad", confesaba ayer Maísa Marbán, cuentista leonesa. "Pero cuando abro la boca, mis cuentos nacen de ese oscuro lugar donde habita el deseo... de contar. Lanzo las palabras al aire y las recojo en un vuelo; hago aparecer verbos y desaparecer temores y creo en el mundo que encierra cada palabra." Maísa, su espectacular cabellera rubia y sus manos locuaces estarán en el III Festival de Narración Oral que comienza mañana en Sevilla. Con ella, otro puñado de artistas hispanohablantes de distintos países: Chile, Argentina, Colombia, Paraguay... España, claro. No hacen de cuentacuentos, ese término más o menos reciente y bello, pero con cierta inevitable impronta administrativa y un marcado carácter eventual. No. Ellos son artistas, magos si se quiere, de la Cuentería.

Durante cuatro días, los sevillanos van a poder penetrar hasta el alma en este concepto y comprender la diferencia. Marco Flecha, cuentero también y uno de los organizadores del fenómeno, dice de Maísa, cuyo espectáculo se titula A solas con mis cuentos, que "es una de las cuenteras que hacen que te rías cuando estás llorando". Pero hay, además, otras modalidades de magia entre sus compañeros de festival: hay uno, el chileno José Luis Mellado, que define sus narraciones como "desprolijas, bordeando el delirium tremens", lo cual es, cuando menos, para prestarle atención. Huelga decir, a estas alturas, que estos relatos no son sólo para niños, sino en general para todo el que tenga oídos aparte de orejas y un cerebro en medio de la corriente que entre éstas se establece. O sea, para toda persona cualificada por sus inquietudes y deseosa de autenticidad.

Maísa es filóloga, Mellado es actor. José Luis Campanari, argentino como su propio nombre indica, es dramaturgo y director de teatro. Fíjese la descripción que hace de su espectáculo de cuentos titulado Si la memoria no me falla (20 años contando): "De pequeño quería ser cantante de tangos. Para eso me aprendí los tangos que cantaba mi tío Osvaldo, tal cual lo hacía, con los larairas incluidos. En el recorrido por los recuerdos de aquellas tardes de sábado, de primavera y verano en las que escuchaba a mi tío cantar, se van entrelazando las primeras historias que aparecieron en mi repertorio: un hombre que asalta un banco con un arma nada convencional; la historia de Caperucita Roja tal cual la contaba mi tía Yoli; una historia en italiano, tal como la hubiera contado mi abuela; para rematar con una reflexión sobre el amor en el marco de uno de mis tangos preferidos, Naranjo en flor. Y si el público lo permite, un trozo de este tango cantado como si estuviéramos en un bar de la antigua Buenos Aires. Todo esto... si la memoria no me falla."

Y más cuenteros, más mundos. Marco Flecha distinguía ayer, entre los contenidos, tanto cuentos como mitos, leyendas e historias mágicas. Todas ellas cobrarán voz desde mañana y hasta el domingo que viene en varios locales de Sevilla (alguno, gratis; otros, no) con la idea, expresada por Flecha, de promover el reconocimiento de la Cuentería "como arte universal" y "su apropiación social como instrumento de diálogo intercultural". Observe qué preciosidad: apropiación social de la Cuentería. No diga que esta sola expresión no es para buscar 15 euros por donde sea (mejor dicho, por donde los hubiere) y comprar el abono para todas las sesiones. Pero hay más: no sólo pretenden ese efecto así, como una especie de ideal de aspiración, sino que suceda también y expresamente en Sevilla. Si, cuando dicen que son magos, no lo dicen por decir.

Detrás de esta feria de la imaginación y la palabra están, además de los ya citados y otros, las agrupaciones La Cháchara, Pumarejocuentos y La Cuarta, con la colaboración de Obbio, la sala Club, La Estación y el café teatro El Ekeko, aparte de unas cuantas instituciones sevillanas. Si observa el cartel con el programa del festival, reproducido en estas páginas, podrá elegir sus actuaciones preferidas o bien apuntarse a todas de golpe. Comienza el espectáculo en la calle Torrijiano con Un tren de cuentos y, una hora después, en Montequinto y gratis para todos los que quepan, José Luis Mellado y Maísa Marbán.

Escuchar (no sólo escuchar cuentos e historias, sino escuchar a secas) es una de las actividades más nobles de cuantas puede intentar el ser humano, amén de una excelente disciplina para el espíritu y para el respeto. Si encima concurren la imaginación, la diversidad y la diferencia, entonces el único que falta ahí es usted. Vaya y déjese engañar de una vez por la verdad.

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