La artista y escritora Paula Bonet, ayer en la Feria del Libro de Sevilla.
Hace tan solo unos años habría sido una escena insólita, o reservada para cuatro grandes nombres: una larga cola esperando para obtener la firma... de una ilustradora. Pero Paula Bonet, valenciana de 1980, empieza a estar acostumbrada. Su libro Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, editado con todo lujo por Lunwerg, se ha convertido en un modesto superventas, y en las redes sociales circula su trabajo generosamente. «Intento tener los pies en el suelo, pero cuando ves más de 180.000 seguidores en facebook... Es una burrada, sería como varios pueblos juntos. Pero me quedo con lo que pasa en la Feria, la gente que compra mi trabajo con el corazón, con las entrañas, porque les hace ilusión o les ayuda».
A la Feria del Libro de Sevilla llegó ayer la artista que, en el citado trabajo, ensaya también con fortuna sus dotes de narradora. «Fue un desafío, pero prefiero decir que es más bien un libro de ilustraciones, pues son éstas las que llevan el hilo. El oficio de escritor me impone mucho respeto, he sido profesora de literatura durante cuatro años y tenía claro que si el resultado final no tenía valor, no lo publicaría. Eso sí, lo he disfrutado mucho».
Esa doble faceta ha determinado, por otro lado, el hecho de que Bonet haya dejado a un lado el óleo de sus inicios para probar con el dibujo. «Con el óleo ya intenté introducir texto dentro de las obras, pero fue un error. Entonces descubrí que el dibujo sí me permitía hacer que una línea acabara convirtiéndose en palabras. La inmediatez y la necesidad de comunicar más cosas es lo que me animó a cambiar».
Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End pone de manifiesto la maestría de Bonet en el dibujo de rostros, especialmente femeninos. «La mujer ha sido representada miles de veces en la Historia del Arte, pero casi siempre desde un punto de vista masculino», asevera. «Ya es hora de que también lo hagamos nosotras. Y sin máscara».
Asegura que poner su arte al servicio de la publicidad es lo más lejano de sus intenciones, y que ahora su sueño «es poder seguir en el mundo editorial y profundizando en mi obra personal. Pero nunca se sabe. Tal vez si me ofreciera algo alguna marca que tenga que ver con lo que hago, de papel o de pinceles, consentiría hacer publicidad», dice.
Proyectos no le faltan: un corto de animación mezclada con imágenes reales en colaboración con Joan Miquel Oliver, del grupo Antònia Font, y un nuevo libro, previsto para 2016, del que «tengo claro que no será una segunda parte de Qué hacer cuando en la pantalla...», así como un tributo al director de cine François Truffaut. ¿Se imagina Paula Bonet haciendo algún día un libro sin imágenes? «Sería demasiado pretencioso», concluye.
