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'Es terrible la ceguera ante las posibles enfermedades'

El doctor Santiago Carrasco sostiene que el problema de la falta de información también es culpa de los estudiantes, que no tienen interés en modificar sus comportamientos y encarar sus riesgos. Insiste en el amplio catálogo de enfermedades que se pueden transmitir por no usar preservativo, más allá del embarazo, pero se muestra optimista ante la posibilidad de reconducir la situación.

el 16 sep 2009 / 02:41 h.

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-¿Cómo valora la temprana iniciación de menores en el sexo?

-Es una constante desde siempre, aunque a veces nos hagamos los sordos por no querer ver. Yo no detecto que se hayan disparado las consultas de chavalas con enfermedades venéreas o embarazadas, pero no por ello deja de ser preocupante.

-¿Por qué?

-Porque a menor edad, más inconsciencia y menos control en los individuos.

-Y menos información...

-En eso no estoy de acuerdo. Yo imparto numerosas charlas en institutos y sé que es algo habitual. El problema es que estamos hablando de grupos de lo más irresponsable, que tampoco se informan por sí mismos, no tienen interés. Si además no se les ayuda en casa o la escuela, mal vamos. Si hay un 20% que tiene relaciones sin preservativo es que hay otros muchos que sí controlan, así que habrá que deducir que a algunos chicos les importa todo muy poco.

-¿Cuáles son los principales riesgos a los que se enfrentan por esa falta de información?

-Pues a numerosas e importantes infecciones del tracto genital, a todo tipo de enfermedades de transmisión sexual, como el sida, la gonorrea, el herpes genital, el virus del papiloma... Es terrible la ceguera de una generación tan preparada, con tantos datos a su alcance, sobre estas enfermedades.

-Casi el 20% ha usado ya la píldora del día después. ¿Le sorprende el dato?

-No, lo esperaba, es la tendencia. Estos muchachos empiezan a usarla como un método anticonceptivo, cuando no lo es, sino que se trata de una medicación indicada exclusivamente para cuando se acaban los métodos preservativos, como una opción excepcional. Lo que sucede, de nuevo, es que hablamos de este mismo 20% problemático, el mismo que no usa preservativo. Esos grupos se repiten, no estamos hablando de que esas malas prácticas se den entre todos.

-¿Es entonces esa actitud cosa de unos pocos adolescentes?

-Le garantizo que muchas de las menores que van a las consultas atendidas por nuestros socios son las mismas, se repiten cada pocas semanas. ¿No aprenden de una vez para otra? Deben ser conscientes, al menos, de la posibilidad de una gestación, con dos salidas: o la interrupción, con el dolor y el riesgo que conlleva, o la asimilación del embarazo y su responsabilidad. Eso, sin reparar en las enfermedades que puede acarrear, como el cáncer de cuello de útero. En cualquier caso, abogo por evitar las estigmatizaciones, por no quedarnos en la superficie y por generar una cruzada general que, desde la educación y los valores, culmine en una juventud saludable, centrada y dispuesta a disfrutar con cabeza de su sexualidad.

-¿Y cómo afecta a las relaciones el consumo de alcohol y drogas?

-La desvirtúa, hace que los jóvenes de Sevilla o de donde sea no tengan un conocimiento real de lo que sucede, porque se potencian o anulan las sensaciones, y se produce un peligro: el del uso de la fuerza o la violencia en algunas ocasiones. Eso también lleva a las adolescentes a las revisiones médicas, como la promiscuidad que se vive en estos años, en los que las pandillas se intercambian parejas. Así son habituales las inflamaciones pélvicas, por ejemplo. Cuando esos casos acaban en un ingreso y se enteran sus padres, entonces viene el llanto. Entre todos, entre los padres, maestros, médicos, pero también con los menores, tenemos que corregir esa tendencia.

-¿Y se puede corregir esta tendencia?

-Sí, soy optimista. Tenemos que ayudar a los chavales y que ellos quieran dejarse ayudar. Me preocupa que los menores de hoy sean en el futuro adultos irresponsables a la hora de mantener relaciones, porque entonces el país desarrollado que es España bajará unos cuantos escalones en materia de planificación. Hace falta que ellos se preocupen por sí mismos.

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