Cualquiera puede imaginar la que se habría montado si un escándalo como el del Ayuntamiento de Madrid hubiera aparecido en el de Sevilla. El PP habría usado la viga grande para mandar al alcalde a las mazmorras sin pasar por los juzgados, aunque tal vez Zoido no saldría del populismo pueblerino de la luna de Valencia y continuaría denunciando baches por las esquinas e instando segregaciones de barrios de la ciudad como si ésta no fuera por su grandeza de las primeras de Europa. No existe tal desmesura contra Ruiz Gallardón, y quizás sea bueno para equilibrar las palabras con la Democracia.