Cultura

'Escribir poesía es intentar que el mundo confíe en nosotros'

Mendigo (Renacimiento) es el título de la reciente antología que revaloriza la obra Jesús Aguado, poeta nacido "casi en Sevilla", según él mismo afirma, y que hizo de la India su lugar en el mundo y una de sus fuentes de inspiración.

el 15 sep 2009 / 19:16 h.

Mendigo (Renacimiento) es el título de la reciente antología que revaloriza la obra Jesús Aguado, poeta nacido "casi en Sevilla", según él mismo afirma, y que hizo de la India su lugar en el mundo y una de sus fuentes de inspiración.

Cuenta Juan Bonilla, encargado de seleccionar los poemas de Mendigo, que no conoce ningún poeta que lo sea tan a tiempo completo como Aguado. Desde Barcelona, donde reside actualmente, el escritor asiente ante este comentario. "Soy poeta con todas las consecuencias, e intento asumir una vida poética", dice. "Una vida que yo definiría con una única palabra: atención. Vivir atento a lo que el mundo es, y utilizar para ello el lenguaje como la herramienta más humana que hay. No me interesa tanto interpretar el mundo, como merecérmelo. Escribir poesía es un buen camino para intentar que el mundo confíe en nosotros".

Nacido en Madrid en 1961, con dos años su familia se trasladó a la capital hispalense, que abandonó ya con 25 años. Aquí sigue viviendo parte de su familia, y vuelve continuamente a reencontrarse con sus padres y con el río, "donde pasé muy buenos ratos, antes de la Expo, y que sigue llamándome incluso en invierno", explica.

La INDIA. Del Río Grande de los árabes al río sagrado de los hindúes, Jesús Aguado no tardaría en oír la llamada del Ganges y de la India. Allí viajó por primera vez hacia 1986, permaneció un año, y luego ha regresado innumerables veces pasando temporadas más o menos largas. "Benarés fue para mí la experiencia de lo otro. No sólo lo distinto, sino también lo que te niega, lo que te anula. Eso a veces es bueno, te permite reconstruirte, repararte con mejores materiales, a partir de los desperfectos que puedan producirse en tu vida", comenta.

"Saber lo que es la vida no es distinto/ que contemplar a un búfalo zambullirse en el agua/ Esa tensa fruición con que husmean el aire/ cuando se sienten cerca del río se parece/ a la furia gozosa de los dioses cuando crean un cuerpo, otro mundo finito al que entregarse", escribe Aguado en uno de sus poemas. Pero hay más: "Benarés, más que la India, es la ciudad más antigua del mundo, una ciudad resumen, un lugar donde se respira el mundo en casi todas las etapas", asevera el escritor.

Otros lugares a los que vuelve continuamente son la obra de Pessoa, "un modelo para vivir y para ver", La muerte de Virgilio, de Hermann Broch, y los textos de Rilke, Cavafis y Baudelaire, entre otros. Lo que no resulta fácil es encasillar la producción del propio Aguado en ninguna escuela concreta, lo que tal vez explique su ausencia de muchas antologías de su generación. "Me han ofrecido estar en algunas antologías programáticas o de escuela, lo agradezco pero he rechazado estar en ellas. Nunca he querido estar encasillado, ni en la vida ni en la literatura. Me considero un fugitivo de las tendencias", agrega.

Ello explica también que sus libros, desde Los amores imposibles a Heridas, pasando por el Libro de homenajes, El fugitivo, Los poemas de Vikram Babu o La astucia del vacío evidencien temas y registros muy diversos. "He procurado que cada uno contenga un mundo diferente, un mensaje distinto. Creo que, como todo me interesa, todo queda reflejado en mis libros: el amor, la metafísica, lo social, la antropología... El mundo en todos sus disfraces", apostilla.

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