Cultura

Escritores y políticos honran a Miguel Hernández

el 14 abr 2010 / 19:48 h.

El compromiso ético y estético de Miguel Hernández sobrevoló ayer el escenario del Teatro Lara, donde actores, escritores y políticos como Alfonso Guerra o Santiago Carrillo, le han rendido un emocionado homenaje, en un acto en el que Espasa presentó la reedición de sus Obras Completas.

Con el nombre El verso que no cesa se abrió un acto que ha demostrado que, cien años después de su nacimiento, la poesía del poeta cabrero está más viva que nunca gracias a la voz de actores como Blanca Portillo, Juan Luis Galiardo, Emilio Gutiérrez Caba, Asunción Balaguer o Marisa Paredes, entre otros, que recitaron en el escenario versos como Para la libertad o sus famosas Nanas de la cebolla.

Y es que el pulso y nervio poético del de Orihuela está en plena vigencia, como recordó el poeta Luis García Montero: “Hay muchas razones por las que  Miguel sigue emocionando; una de ellas es por lo que representa y otra es porque tiene libros que están en lo más alto de la poesía del siglo XX, como Cancionero y romancero de ausencias.

Para Alfonso Guerra, que, además de participar en la lectura de poemas, intervino en una mesa redonda con García Montero, Miguel Hernández es “el poeta cabrero, digan lo que digan, el del pueblo, el que se colocaba en el frente abriendo trincheras, el imprescindible y muy distinto a otros grandes poetas, porque su vida y su poesía están imbricadas”.

“Para mí –dijo Guerra–, la grandeza del poeta se sustenta en tres ideas: la primera es el amor por el oficio de poeta. Para él, ser poeta era como para otro ser carpintero; y de ahí, ese requerimiento que les hacía a los editores para que le pagasen o le dieran trabajo. La segunda, la soledad tan grande en la que vivió. Esa soledad que le llevó a una necesidad de amor y erotismo muy fuerte”.

“Expresa su intimidad con mucha claridad en toda su poesía –continúa–, con metáforas, pero cuando dice, por ejemplo, un carnívoro cuchillo, se está refiriendo al pene, o cuando habla de la grieta, se refiere al órgano sexual femenino. Y en tercer lugar, le hace grande su compromiso, representó los valores éticos y políticos de la República, y hay que recordar que escribió ‘no fui un poeta verdadero hasta el 38 de julio”, concluyó el político socialista, para quien el poeta fue ser un “muy desgraciado”.

En ese mismo sentido, Guerra recordó que el año más feliz en la vida del poeta fue 1937, pese a la situación que se vivía en España, porque en realidad fue un año en el que fue reconocido como poeta. Guerra recitó un verso del poeta: “Para qué quiero la luz si me tropiezo con tinieblas” para recordar los padecimientos que sufrió del autor de Perito en Lunas.

Para Luis García Montero, Miguel Hernández y el disco de Joan Manuel Serrat formaron parte de su educación sentimental. “Fue un referente como poeta. Cuando lo leí me sentí deslumbrado y comprendí que si quería ser un poeta comprometido no me bastaría con escribir panfletos. Miguel representó la República y el sacrificio de los que intentaron democratizar España”, recalcó con ganas.

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