Al igual que Zoido controla directamente la gestión de Griñán en el Parlamento regional, puesto que preside el PP andaluz, el Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Sevilla quiere que el alcalde responda en persona a sus preguntas y no se esconda en sus delegados, en quienes suele hacer recaer tal responsabilidad política y, además, que exista mayor participación de la ciudadanía, que tendría la posibilidad de presentar propuestas de su puño y letra en los plenos ordinarios celebrados en Plaza Nueva. Se trata de algunas de las medidas que el grupo capitaneado por Juan Espadas elevará al Consistorio ante, sostiene, la falta de transparencia habla de auténtico calvario a la hora de que el equipo de gobierno le entregue copias de documentos, e incluso de copias cercenadas y la urgencia de reforzar a la ciudadanía ante las decisiones que se adoptan porque, argumenta, en muchas ocasiones la labor institucional es desarrollada a espaldas de la población y, para remate, la actitud de algunos concejales supone una absoluta burla a la representación democrática. Con tales mimbres, los socialistas exigen una sesión mensual de control al gobierno local, el estilo de las celebradas en el Congreso y la Cámara autonómica, donde los portavoces de los grupos políticos acribillan a preguntas a Rajoy, en el primer caso, y a Griñán, en el segundo, y ni uno ni otro se pueden negar a responder. Por ello, piden cambios en el Reglamento Orgánico del Ayuntamiento su carta de funcionamiento que obliguen al primer edil a responder a las preguntas que se le formulen, y sin que pueda delegar en nadie, al tiempo que eliminen las restricciones a la difusión pública de las sesiones, que serían grabadas y retransmitidas en directo por televisión y a través de la web municipal. Una vez al año, en concreto en junio, se celebraría un debate sobre el estado de la ciudad, a imagen y semejanza del concebido para el Estado, y todos los meses tendrían publicidad los detalles de la ejecución presupuestaria y de la deuda con proveedores. Por último, y para dar cabida a la voz directa de los vecinos, se gestaría la figura del concejal 34, mediante la que cualquier ciudadano, siempre y cuando reúna un 2% de las firmas del censo electoral de la capital (en torno a 10.000), podría dirigirse al pleno para elevar propuestas. Sería, `pues, emular en el Consistorio el escaño 110 que José Antonio Griñán creara para la Cámara andaluza. Y más: las entidades sociales y vecinales podrían pronunciarse en el Pleno cuando se trate de un asunto que les incumba. Lo cierto y verdad es que el PP recogía en su programa electoral algunas de estas propuestas, como la de dar más voz a la vecindad. Por ello, su portavoz municipal, Juan Bueno, replicó que el compromiso se cumplirá, pero pidió tiempo para analizarlo dada su importancia. Y dijo que el PSOE no puede dar lecciones de transparencia.
