Economía

«España padece una esclavitud terrible del exterior en biomedicina»

El presidente y director general de Neocodex señala que su empresa se enfrenta ahora al reto de desarrollar nuevos fármacos competitivos una vez superada la fase de investigación. Porque llevar un producto al mercado supone «un antes y un después».

el 10 abr 2010 / 19:19 h.

Enrique Vázquez en la sede de la compañía Neocodex, que se encuentra en la Isla de La Cartuja.

-Mucha gente desconoce que el mayor banco de ADN de España está en Sevilla. ¿Cómo se desarrolla un proyecto como éste?
-Mucha gente no lo sabe y otra mucha sí y no le echa cuenta. Que exista un banco de ADN aquí o allí es anecdótico. Lo que es relevante es que tengamos una plataforma como ésta, disponible para investigación, muy completa, con mucho dinero invertido y con muchos datos adscritos a cada prueba que tenemos recogida, que es crucial para la actividad de descubrir. Tenemos más de 20.000 muestras de más de diez enfermedades comunes disponibles. Nuestro banco ha sido ofrecido a muchos grupos y comunidades, entre ellas Andalucía que, a día de hoy, están planificando inversiones muy importantes en sus presupuestos para constituir biobancos. La propuesta de Neocodex siempre ha sido donar su biobanco a nuestra región para que lo usara, ahorrándose gran parte de la inversión. La ventaja que Andalucía no ve es que ya tiene uno.

-¿Hay problemas en Andalucía para constituir una empresa de este tipo?
-No. Existió un vacío legal durante mucho tiempo. La nueva ley de investigación médica es de 2007. Neocodex empezó con esta actividad en 2002, para generar una herramienta de investigación. No somos una empresa de biobancos, sólo lo construimos para explotarlo de manera industrial desde el punto de vista de la I+D. Estuvimos en la alegalidad un tiempo pero definimos un marco de legalidad siguiendo recomendaciones europeas y americanas más avanzadas.

-En 2007, sus patentes suponían el 10% del total de la región. ¿Ha crecido el porcentaje?
-Cuando se habla del número de patentes se quiere parametrizar el esfuerzo de la actividad. Estoy en contra de eso, no es lo importante. Mantener un gran número de patentes y dedicarte en exclusiva a proteger el conocimiento puede llevarte a la bancarrota. Y no puedes desarrollar todo. Nuestra estrategia es proteger lo que creemos que servirá para hacer nuevos fármacos.

-¿Cuántas patentes tiene y hacia qué van dirigidas?
-A tres áreas: la cardiovascular, neurología y cáncer. Son siete patentes, pero vamos a desistir del desarrollo de algunas, potenciando otras que pueden llegar a buen fin.

-¿Cómo está el sector de la biomedicina en la región?
-No existen compañías que hayan sido capaces de integrar verticalmente las plataformas necesarias para el desarrollo de nuevos fármacos. La biomedicina en Andalucía está igual que en el resto de España y un poco por detrás de Europa, es decir, muy atrasada respecto a países como EEUU, pero se empiezan a ver movimientos con el fin de hacer las cosas de forma más racional. Evidentemente está mal. España no ha desarrollado prácticamente nada que se haya podido llevar al mercado y eso nos da una esclavitud terrible del exterior. En el otro lado, se están constituyendo compañías y hay materia gris suficiente caminando hacia un modelo mucho más rentable.

-Los competidores entonces están en el exterior...
-En el genoma no hay competencia. La información es tanta, que habría para miles de veces las empresas que hay. La competencia son nuestras propias instituciones, que no entienden el modelo que triunfa en el resto del mundo, y nosotros mismos por el nivel de competitividad que hay dentro de nuestras empresas. Pero nos dedicamos a desarrollar fármacos y hay pan para todos.

-¿Qué siente entonces cuando ve que se recorta la partida para I+D+I en los Presupuestos?
-Lo que se vende al exterior es un interés exacerbado por la I+D, se habla de la era del conocimiento, de nuevos modelos económicos... y luego se recortan presupuestos, cuando están ya muy por debajo del resto del mundo. En Andalucía vemos que se cambian consejeros de Innovación con mucha rapidez, llevamos tres en tres años. Esas medidas son inexplicables. Lo que no podemos hacer es perder el foco de nuestro objetivo y usar los recursos públicos disponibles, porque la etapa en el desierto para estas empresas es muy larga, ya que los desarrollos van más allá de los ocho o diez años. Con estos márgenes es difícil generar productos que ayuden a una financiación propia. Hay que estar muy pendiente del dinero público.

-¿Cuáles son las expectativas de Neocodex ahora?
-Son más interesantes que nunca. El mensaje que lanzamos es que de las tres letras que forman I+D+I, la primera está ya cubierta. A partir de ahora nos centramos en el desarrollo. Tenemos diez líneas en marcha que son diez pipelines de desarrollo de nuevos fármacos. Llevar un producto al mercado supone un antes y un después en las expectativas de empresas como la nuestra. También estamos inmersos en una diversificación de la actividad. Ahora tenemos tres empresas y queremos constituir otras tres, dedicadas a la nutracéutica, oncología y a la secuenciación completa del genoma.

-¿Ha notado la crisis?
-Afecta porque las Administraciones se resienten y Neocodex es aún muy dependiente. Y porque el dinero que tienes en la calle no te lo pagan. Tenemos aproximadamente un millón de euros que no se consigue meter en caja.

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