Hace cinco años, cuando la economía española iba viento en popa, lo que preocupaba a la ciudadanía no era el paro, ni la crisis, ni la clase política, como reflejan las últimas encuestas del CIS. La inmigración era uno de los asuntos que más inquietos mantenía a los españoles, que miraban con recelo a sus nuevos vecinos, procedentes sobre todo de Suramérica y del norte de África, que buscaban en nuestro país una salida ante la difícil situación que vivían en los suyos. Las tornas han cambiado. Ahora son los españoles los que salen al extranjero para buscar un futuro laboral que aquí no se les concede, como ya sucediera en décadas anteriores, con el franquismo en pleno apogeo.
De hecho, 40.625 españoles salieron del país durante el primer semestre, de los que 21.089 fueron hombres y 19.535, mujeres, según las estimaciones de población actual del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto supone que decidieron salir al extranjero entre enero y junio un 44,2% más que en el mismo periodo de 2011, cuando se marcharon 28.161 nacionales. Por meses, junio registró la cifra más elevada (7.444), seguido de marzo (7.362), mayo (6.999), abril (6.651), febrero (6.217) y enero (5.952).
En total, 269.515 personas abandonaron el país en los primeros seis meses del año, contando también a los extranjeros que se marcharon, frente a los 254.352 que lo hicieron justo un año antes.
La estimación del INE no recoge las edades de las personas que decidieron irse del país en los seis primeros meses del año, aunque sí da los resultados de 2011, entre los que puede observarse el flujo de jóvenes hacia otros países para buscarse la vida ante una tasa de desempleo juvenil que supera el 50%. A lo largo del año pasado emigraron 10.931 nacionales de entre 18 y 30 años y un total de 15.582 de edad comprendida entre 31 y 40. En los últimos tiempos, otros países, como Alemania, demandan trabajadores jóvenes españoles de alta cualificación, lo que facilita su salida.
Por comunidades autónomas, Cataluña fue la que registró un mayor número de emigraciones de españoles (8.115), seguida de Madrid (7.728) y Andalucía (4.796). Muy de cerca le siguen la Comunidad Valenciana (4.408), Galicia (3.559) y el País Vasco (2.943).
En cuanto a la inmigración, también se ha ralentizado con la crisis económica. Hasta junio figuraban 163.488 llegadas a España, 17.517 de las cuales fueron de españoles. Sin embargo, en el primer semestre de 2011 entraron 221.896 personas y, de ellas, 18.264 de nacionalidad española.
Una vez más, los datos arrojan un saldo migratorio negativo, (23.107 españoles menos) tendencia que se ha ido acentuando a medida que avanzaba la crisis económica y que se consolidó en 2011, el primer año en una década que registró más movimiento de emigración que de inmigración en España, con una diferencia de 57.182 personas.
Y es que, según el INE, la cifra de desempleados en España alcanzaba los 5.639.500 en el primer trimestre del año, lo que supone el 24,4% de la población activa, a la espera de conocer los datos del segundo.
En total, el año pasado salieron de España 507.740 ciudadanos, frente a las 403.013 emigraciones registradas en 2010, y las 433.612 de un año antes. En estos tres mismos años entraron en el país 457.650, 465.169 y 480.974 personas, respectivamente.
El Instituto Nacional de Estadística señala además que, en 2011, las personas que salieron de España -tanto nacionales como extranjeros- lo hicieron, por orden de importancia, al Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Ecuador, Suiza y Venezuela.
