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Esplendores recuperados

Una protesta laboral empañó el acto de reinauguración de la Plaza de España

el 17 oct 2010 / 19:46 h.

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De nuevo las barcas de remo surcan desde ayer la ría de la Plaza de España.

Todo acompañaba para que fuera un gran día de fiesta. La mañana soleada, el monumental escenario -más reluciente y ciudado que nunca-, la ilusión de miles de ciudadanos por contemplar de nuevo las embarcaciones recreativas surcando la ría... pero los abucheos, gritos, pitidos y caceroladas de más de un centenar de empleados públicos de la Agencia del Agua acabaron por deslucir ayer la inauguración oficial de la restaurada Plaza de España.


La encerrona preparada por los manifestantes al vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, y al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteserín, fue de aúpa. La llegada de los políticos fue recibida con un sonoro abucheo, gritos de "fuera, fuera" y el despliegue de banderas de UGT y de numerosas pancartas con lemas contra la privatización. "¿Que queréis hacer con las obras hidráulicas, dárselas a vuestros amigotes de Egmasa? No al atropello de nuestros derechos", podría leerse en una pancarta colgada estratégicamente tras el escenario desde el que las autoridades intentaron sin demasiado éxito pronunciar sus discursos.


Ni siquiera la interpretación por parte de la Banda Municipal de Sevilla del Himno de Andalucía, en los prolegómenos de los discursos, apaciguó el ánimo de los manifestantes, ataviados en su mayoría con camisetas blancas rotuladas con lemas de ‘No a la privatización' y con cruces que simbolizaban la muerte del agua pública.


Los manifestantes reclamaban la revocación del decreto ley 5/2010 de reordenación del sector público andaluz, aprobado por la Junta de Andalucía. Dicho decreto crea agencias empresariales en determinadas consejerías de la Junta a la que deben pasar los funcionarios y los laborales y temen que esto suponga una pérdida de derechos y una forma de dar entrada en la administración a miles de trabajadores de empresas públicas que no han sacado su plaza por oposición.


El acto de inauguración oficial se celebró ante uno de los puentes de la Plaza de España, el más cercano a la torre Sur, donde se desplegaron un centenar de sillas para las autoridades y para la numerosa descendencia del arquitecto Aníbal González. A pie de las escalinatas, Chaves y Monteseirín aguantaron estoicamente las protestas y, a pesar de los sonoros abucheos, intentaron hilvanar sus discursos.


En su alocución, que apenas era audible por la estruendosa protesta y por los fallos de sonido, el vicepresidente tercero del Gobierno dirigió sus primeras palabras a "los trabajadores de la Agencia Andaluza del agua y de Tussam" mostrando "respeto y comprensión" a sus reivindicaciones. Asimismo, agradeció al Ayuntamiento la invitación a esta reinauguración e instó a ciudadanos y administraciones a asumir "la responsabilidad de cuidarla y transmitirla a las futuras generaciones".


Por su parte, el primer edil hispalense se refirió a la restauración de la Plaza de España como un trabajo "laborioso, complejo, costoso, pero muy gratificante" y recordó, con nostalgia familiar de paseos en barca y cochecitos Lerén, cómo esta plaza fue durante mucho tiempo punto de encuentro cuando en Sevilla no había otro parque más que el de María Luisa.


Concluido el acto institucional, en el que se dieron cita, entre otras autoridades, el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Faustino Valdés, la delegada de la Junta en Sevilla, Carmen Tovar, el jefe de la Fuerza Terrestre, el capitán general Virgilio Sañudo, y el general jefe de la Cuarta Zona de la Guardia Civil, Laurentino Ceña, la comitiva de autoridades se desplazó hasta la sede de la Delegación del Gobierno en Andalucía, quién sabe si buscando refugio ante tanto exaltado. Allí, Chaves y Monteseirín valoraron esta protesta laboral.


A juico del vicepresidente tercero del Gobierno, los manifestantes escogieron "el peor día" para hacer efectiva su protesta y señaló que "por muy legítimas que puedan ser, las reivindicaciones en este tipo de actos le restan credibilidad, legitimidad y le quitan parte de la razón que puedan tener".


Del mismo modo, Monteseirín criticó que "hay otras muchas posibilidades de hacerse ver y oír sin necesidad de estropear un acto institucional como éste". Monteseirín lamentó que la protesta de "un colectivo" hubiera logrado entorpecer el desarrollo de una ceremonia que "la gran mayoría de los ciudadanos quería disfrutar", al tiempo que restó importancia a la protesta. "Otra cosa hubiera sido una mala actitud por parte del público en general". En la ría quedó esperando La Enriqueta, la única barca a motor que surca desde ayer el estanque de la Plaza de España, a bordo de la cual estaba previsto que los políticos inauguraran el servicio de barcas.

Colas para ser los primeros en remar. Más de una década después de su desaparición, de nuevo el uso recreativo de la ría de la Plaza de España vuelve a fomar parte del patrimonio presente y tangible de todos los sevillanos. Hasta colas como las que ven arriba se formaron ayer nada más inaugurarse el servicio de alquiler de embarcaciones de remos y motor que otra vez surca este canal de 14 metros de ancho y unos 500 metros de longitud. 


Todos querían ser de los primeros en disfrutar de esta renovada oferta de recreo, gestionada en esta nueva etapa por la compañía de cruceros turísticos Torre del Oro, por cuya explotación, junto a la de un quiosco adjunto de venta de tickets y recuerdos, pagará al Consistorio un canon anual de 40.001 euros.


De momento, la oferta se limita a diez barcas de remo y una a motor, bautizada La Enriqueta en honor a la que antaño surcaba esta ría.


Enrique Torres, uno de los socios de la compañía, señalaba ayer a pie de ría que, en un futuro, si la Gerencia lo permite, la intención es ampliar la oferta de barcas de remo hasta llegar a un número de 20, el doble que ahora, así como introducir una segunda embarcación a motor, “aunque más pequeñita que ésta”.


Si las originarias eran de madera y algo más pequeñas, las barcas a remo que ahora surcan el canal de la Plaza de España han sido fabricadas con fibra de vidrio en la localidad onubense de San Bartolomé de las Torres, en un pequeño astillero llamado Dipol Glass, y siguiendo el diseño exigido por el Ayuntamiento en el pliego de condiciones. Eso sí, conservan los colores blanquiverdes y blanquirojos de las deantaño y para su fabricación ha sido necesaria la creacion de un molde especial.

Las barcas de remo admiten a un máximo de cuatro ocupantes, mientras que la tripulación de La Enriqueta puede llegar a 12 personas. Por cinco euros, los sevillanos con morriña ya pueden volver a disfrutar durante media hora de los clásicos paseos en barca por un entorno monumental. Y si no le gusta eso de remar, por 11 euros puede invitar a once personas más a surcar la ría en una embarcación a motor. 


Del feliz reencuentro de los sevillanos con su plaza más monumental fue ayer testigo una familia muy singular. Hasta tres generaciones de los Aníbal González –nietos, bisnietos y tataranietos del ilustre arquitecto que concibió la Plaza de España– asistieron ayer “emocionados” a la reinauguración del monumento más importante que legó el genio de su antepasado a la ciudad de Sevilla con motivo de la Exposición Iberoamericana del año 1929.


Por boca de Aníbal González Serrano, uno de los nietos de Aníbal González Álvarez-Ossorio, la familia del arquitecto ha solicitado “vigilancia y mantenimiento” para este monumento tras su restauración integral, una circunstancia que consideran como algo “vital” para que “todo lo que se ha hecho no se vuelva a destrozar”.


Por su parte, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, destacó, en cuanto a la recuperación interal de la PLaza de España, que “lo más importante de esta obra es lo que no se ve”. “Como consecuencia de estas obras, hemos hecho una plaza menos vulnerable”. Así, precisó que los elementos cerámicos, caso de la balaustrada, antes estaban huecos y ahora son macizos. 

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