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Esta campaña tendrá mucho interés

No sé si todo el mundo lo habrá interpretado así, pero lo cierto es que los Reyes Magos -acuérdense, pese a la crisis del consumo, que hoy es el último día para comprar regalitos- le han dejado al Partido Popular un buen obsequio...

el 14 sep 2009 / 22:16 h.

No sé si todo el mundo lo habrá interpretado así, pero lo cierto es que los Reyes Magos -acuérdense, pese a la crisis del consumo, que hoy es el último día para comprar regalitos- le han dejado al Partido Popular un buen obsequio, con la encuesta sobre intención de voto publicada por El Mundo estos últimos días. Verdad es que las encuestas, encuestas son, y tienen el valor de una fotografía instantánea, que después variará en función de una serie de circunstancias, entre otras, la campaña electoral. Pero no es menos cierto que, a raíz de los datos publicados, lo que parece seguro es que el resultado de las elecciones generales está absolutamente abierto y que, tanto el PSOE como el PP, se pueden llevar el agua de la victoria a su molino.

Y esto, después de cuatro años de soledad y aislamiento en la dura oposición, tiene que resultar reconfortante para los populares, y un tanto preocupante para los socialistas que, aunque no lo reconozcan públicamente, tendrán que admitir que ese casi empate técnico, que refleja esta encuesta y otras conocidas con anterioridad, no es rédito suficiente para sus cuatro años de gobierno. ¿O sí? Porque algo tiene que haber fallado para que el PSOE, tras su retorno al poder en 2004, después de las dos legislaturas de Aznar, no haya conseguido despegarse del principal partido de la oposición y única alternativa real de gobierno.

A bote pronto, que ya habrá tiempo y forma de comentarios más afinados, se podría decir que las causas de esta situación son tres fundamentalmente. Una, es que el ambicioso proyecto de reformas autonómicas, con la aprobación de varios nuevos estatutos, entre ellos los de Cataluña y Andalucía, no ha tenido, a la vista de la participación en los referéndum de estas dos comunidades, el respaldo popular que preveían los inspiradores del proceso. Segunda, que la excesiva confianza del presidente del Gobierno en una solución negociada al problema del terrorismo etarra, hizo que gran parte de la actividad política gubernamental, o la venta de esa actividad, se centrase en la consecución de ese objetivo, loable en su intención, pero probablemente equivocado en el método. La ruptura de la tregua por parte de ETA con el mortal atentado en la T-4 de Barajas acabó entre otras cosas con gran parte de la credibilidad del propio Rodríguez Zapatero.

Y tercera, la percepción de la crisis económica, que se suponía que no iba a producirse hasta el segundo semestre de este año, ha estallado antes de lo que se pensaba, colocando la incertidumbre del empleo y la dificultad de llegar a fin de mes, en un estadio de preocupación colectiva, como no se recordaba en muchos años. Y esta preocupación, basada en síntomas reales, como la tasa de inflación y el índice de paro, relacionados con las subidas de los tipos de interés y el frenazo en el sector de la construcción, deben ser los ejes de la campaña electoral que ya tenemos en puertas. Y, volviendo al principio, precisamente la incertidumbre del resultado, abierto a todas las posibilidades es lo que nos asegura que ésta campaña tendrá mucho interés.

Juan Ojeda Sanz es periodista

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