Cultura

"Esta comedia es lo más cercano a una familia sevillana"

‘Yo, el heredero’, con Ernesto Alterio y Concha Cuetos, critica la hipocresía de la sociedad burguesa

el 07 feb 2012 / 23:05 h.

El dramaturgo italiano Eduardo de Filippo escribió en 1941 Yo, el heredero, una comedia con tintes amargos en la que lanza una crítica a esa pretendida caridad de la sociedad burguesa y a su doble moral, reflexionando también sobre la familia, las herencias y los falsos valores. Ahora, el productor teatral Andrea D’Odorico lleva esta obra a los escenarios españoles, con dirección de Francesco Saponaro y un reparto encabezado por Ernesto Alterio, Concha Cuetos y José Manuel Seda. El Teatro Lope de Vega estrena hoy este montaje, en cartel hasta el domingo, que narra una historia que, a juicio de su productor y escenógrafo, es “lo más cercano a una familia sevillana”. En su opinión, “Nápoles –ciudad en la que se desarrolla la acción– es muy parecida a Sevilla”. “El texto habla mucho de la caridad y la beneficencia, algo que se da mucho en el sur”, añadió D’Odorico ayer en la presentación del montaje.

El sevillano José Manuel Seda, uno de los actores protagonistas que acudió a la rueda de prensa, abundó en este argumento, explicando que la familia de la obra “es de darse golpes en el pecho, de ir los domingos a misa y después practicar una doble moral”.Yo, el heredero relata las peripecias de Ludovico Ribera –encarnado por Ernesto Alterio–, un buscavidas que después de 30 años dando la vuelta al mundo regresa a Nápoles. Allí, paseando por sus calles, se topa con el funeral de su padre, al que no conoció. Este impactante encuentro le lleva a replantearse su existencia y a irrumpir en la vida de una acomodada familia del lugar con una intención, reclamar la herencia que le corresponde.Aunque la herencia de la que habla el texto de Filippo no es un legado al uso. El protagonista pretende heredar la caridad de la que había vivido su padre, Próspero Ribera, y que durante 37 años le había dispensado el patriarca de la acaudalada familia Selciano. Con firmeza, ironía y cinismo, se presenta en casa del abogado Amadeo (José Manuel Seda), hijo del viejo y caritativo Selciano, dispuesto a ocupar el lugar tanto físico como sentimental que había dejado su progenitor a su muerte y del que reivindica ser merecedor con irrefutables argumentos y... con alguna que otra muestra de fuerza bruta. “Él es un tipo con mucho mundo recorrido que da muchas vueltas a estos burgueses. Se va metiendo en la familia con un objetivo”, explicó Alterio, para quien el personaje se mueve por la sensación de que “se le han usurpado la posibilidad de desarrollarse como hombre”. “Esta obra es una reivindicación de lo importante que es para el hombre encontrar su verdadero camino. Es un canto a la libertad”, proclamó el actor.La obra es también un fiel retrato de la sociedad de la época y del rol de la mujer. La actriz Yoima Valdés, que encarna al personaje de Margherita, también asistió a la rueda de prensa y abordó esta cuestión: “Mi personaje es la típica esposa burguesa de los años 40, con un puesto inferior al del hombre. Es la menos hipócrita de todos las que hay”. Sin embargo, realmente reconoce que parte de esos estereotipos aún perduran. “La familia que vemos en la obra es la que hoy en día podemos encontrarnos en una portada del Hola. Todo parece perfecto, pero luego...”, indicó.

Yo, el heredero promete generar controversia entre el público, ya que es un texto que se presta a numerosas interpretaciones, como demostraron ayer sus actores, que apuntaron que esta pieza es la historia de una sofisticada venganza, en la que no hay buenos ni malos y en la que el protagonista podría ser considerado por algunos un héroe clásico. “Tiene muchas lecturas. Hay que verla”, zanjó  D’Odorico.

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