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Esta noche, en el debate, piensa en mí

El pasado miércoles, Manuel Chaves, candidato a la reelección como presidente de la Junta, parecía un niño jugando en la play-station contra un grupo de malvados residentes. Esta noche, en cambio, le aguarda un duelo a primera sangre con Javier Arenas...

el 15 sep 2009 / 00:58 h.

El pasado miércoles, Manuel Chaves, candidato a la reelección como presidente de la Junta, parecía un niño jugando en la play-station contra un grupo de malvados residentes. Esta noche, en cambio, le aguarda un duelo a primera sangre con Javier Arenas, candidato del PP para ese mismo cargo y que da mejor en televisión que su oponente, quizá porque él sigue teniendo un aire de galán malvado de telenovelas y el actual inquilino de la Casa Rosada no se puede quitar de encima esa remota apariencia de invitado de La Clave, de José Luis Balbín.

Los debates no sólo constituyen una fiesta de la democracia -la frase más tópica y más repetida de los últimos días- sino que también suponen un trámite vistoso aunque infructuoso a efectos electorales: todos los sociólogos insisten en que estos pulsos bajo 625 líneas apenas hacen variar una milésima en las intenciones de voto, confesas u ocultas, del electorado. De ahí que la excelente actuación de Julián Álvarez en el debate a cuatro, su bonancible apariencia de atento barman con buen discurso y mejores maneras apenas puedan reportarle réditos electorales cuando la liga ya está en cuartos de final y, encima, Pedro Pacheco prepara su relevo en el banquillo andalucista. Por ello, quizá Diego Valderas -dandi con lamparones en su corbata televisiva- prefirió brindarle la faena a sus compañeros de filas Concha Caballero y Antonio Romero, más como un mensaje a su propia peña que a su electorado. Aunque el toricantano de IU fracasó al pretender colarse en el debate bipartidista de hoy, al menos intentó transmitir una imagen de unidad interna quizá para que los votos no abandonen un barco que podría dar la apariencia de que se hunde.

Está bien que el actual presidente corrija sus titubeos y se ponga en guardia frente a su rival con aire de jugador de mus que disimula que va a envidiar de un momento a otro. Y vale que Arenas abjure del tópico del señorito y el limpiabotas e incluso se quite su aire de negarlo todo aunque sea rigurosamente cierto lo que diga su oponente. Cuando aún nos queda la revancha de mañana entre ZP y Rajoy, Chaves y Arenas tendrían que pensar en el debate de esta noche en todos nosotros. Esto es, apearse de su gesto hierático, estreñido, de imposible debate del estado de la comunidad. La televisión es información, pero también es espectáculo. Ni la democracia ni su exhibición pública pueden convertirse en aburrevacas. Los índices de audiencia, hasta ahora, les han sido favorables, pero cualquier día a los espectadores lo mismo les da por sustituirles por Belén Esteban y María José Campanario.

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