Jóvenes al día

Esta vez el cáncer pierde la partida

Su peluquería no es sólo un negocio. Desde hace nueve años se ha convertido en algo más: un punto de apoyo para las personas que padecen cáncer.

el 27 abr 2014 / 08:00 h.

Carmen Olmedo entre algunos modelos de pelucas de su salón de belleza. Carmen Olmedo entre algunos modelos de pelucas de su salón de belleza. Carmen Olmedo se empezó a interesar por la belleza oncológica y por las prótesis capilares al enterarse de que algunos de sus amigos ya lo habían hecho. Le picó la curiosidad y desde entonces no ha podido parar. Año tras año su labor se consolida, su convicción se hace más fuerte. Como ella misma afirma «ayudar es algo que se ha integrado en mi vida, es algo que atrapa». Destina a la Asociación contra el cáncer (ACC) un 3% del beneficio de cada peluca que vende a personas que con esta enfermedad. Las tiene para hombres y mujeres de todas la edades. A esto hay que sumar el asesoramiento gratuito que ofrece a todos aquellos que vayan a perder el pelo o que ya lo hayan hecho a causa de la quimioterapia, sean clientes suyos o no lo sean. La esteticista refuerza su labor con galas como la que se celebró hace menos de un año, en octubre de 2013, en el teatro Joaquín Turina. El objetivo de la gala era concienciar a los asistentes y recaudar fondos que más tarde se destinarían a combatir la lucha contra el cáncer. A ella «acudieron tanto compañeros como gente de la calle, familiares, amigos... la gente se volcó, fue muy bonito». Carmen fue una de las organizadoras del evento y quiso quedarse hasta el final para poner el broche con una narración en activo. Mientras ella leía el relato, en el escenario de representaba una obra teatral: se mostraban las distintas fases por las que pasa una chica desde que le diagnostican cáncer hasta el momento en que consigue hacerse con una peluca y recuperar así su autoestima. Tal y como asegura Carmen, «fue muy emocionante. Acabó con todo el público en pie y llorando. Además se recaudaron 3.070 euros para la ACC, íntegros, porque nosotros no queríamos lucrarnos de nada. Sólo queríamos aportar nuestro grano de arena». Aunque no es sólo dinero lo que Carmen y su salón de belleza, en la calle San Vicente de Paúl, en pleno barrio de Triana, aportan a las personas que sufren cáncer. También se dona «el cariño, la empatía, la dulzura, la paciencia... Hay que tener los sentidos despiertos para apoyar a esas personas y una paciencia ilimitada» Cuando se le pregunta el por qué de tanto esfuerzo y de tanta dedicación, ella responde que la satisfacción que le reporta su actividad es algo muy grande que le ha hecho cambiar de perspectiva. Asegura convencida: «llegas a ver la vida de otra manera. Entiendes más a la gente. Para mí es mucho más el cariño que recibo que el que doy. Yo me vuelco al 100% cuando entran aquí pero el cariño que me dan ellos y sus familias es brutal, es enorme. También lo son el agradecimiento que muestran y los detalles que te hacen de vez en cuando: te regalan cosas, te escriben mensajes preciosos».

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