Desde hace unos años se han puesto de moda las estadísticas en el mundo del fútbol. Las respeto, como a muchos compañeros que son tan adictos a las mismas. Ahora bien, el fútbol y las matemáticas, tan fundamentales en las estadísticas, están muy reñidas y sólo creo en que ellas están para romperlas. Hacía 12 años que el Betis no ganaba en el campo del Sevilla y el sábado se produjo el hecho que será en la temporada próxima otra estadística a valorar y a romper por unos y otros. Y al aficionado lo único que le vale en fútbol para remediar sus males son la medicina de la victoria.
Este año ganó el Betis. Tanto se ha escrito del partido que se queda lejos en cuanto a las valoraciones porque el fútbol vive el presente y tiene la oportunidad de enmendar yerros en un máximo de siete días, aunque en los derbi siempre habrá que esperar al siguiente que será para la próxima temporada, pues en ésta el Betis ha sido el ganador sobre el Sevilla y ha vuelto a colocar esa máxima, que estén como estén en la clasificación, en estos partidos nunca hay un claro favorito.
Las repercusiones. Ahora habrá que valorar las repercusiones. En el Sevilla, si el equipo después de tres derrotas consecutivas en Liga -Racing, Sporting y Betis-, y con el consiguiente rejonazo que significa ser derrotado por su eterno rival es capaz de levantarse el domingo próximo ante el Espanyol en Montjuïc. En el Betis, si la victoria con la llegada del goleador Oliveira y la consiguiente repercusión en técnico y seguidores, hace que el equipo mire más hacia arriba que hacia abajo y afronte el llamado Tourmalet con garantías. La jornada del fin de semana está a la vuelta de la esquina. Veremos y analizaremos lo que ocurra en ella.