Jesús, un chaval de ocho años que vive en El Vacie, cree que lo mejor que pueden conocer del asentamiento de chabolas los que nunca lo han pisado es a su abuelo, por eso en la foto que ha hecho del salón de su casa se ve, a su vez, una fotografía en la que aparece su abuelo.
Según Ángeles Alicia, de 10 años, la chabola pintada de azul pitufo con un tejado a dos aguas es de lo mejor que se puede conocer del Vacie. Por eso ha llamado a su fotografía La casa bonita y afirma que le gusta que tenga flores, para luego resumir: "Quiero que la gente sepa que El Vacie es bonito y alegre".
También hay quien se ha fijado en la parte negativa, en la basura amontonada, en la gente que no lava la ropa o que, pese a tener contenedores cerca, decide arrojar la basura al suelo. Érika, de 10 años, le ha hecho su foto a una montaña de desperdicios. "Hay ropa sucia, comida podrida, papeles, cajas y cartones de leche... todo sucio. Al hacer la foto pensaba: voy a hacerla de cerca para que se vea bien. A la gente que no conoce El Vacie le diría: no asustarse con la basura. Hay basura en algunos sitios y en otros no".
Estas fotos las han disparado chavales que viven en El Vacie a petición de los monitores del proyecto Clave, que la asociación Alternativa Abierta inició hace cinco años para atender a los niños del poblado chabolista fuera del horario escolar. Empezaron con talleres ocupacionales, pero al darse cuenta de que sólo iban chicos añadieron otros de tareas domésticas para que las niñas también se apuntaran. Este año han iniciado el refuerzo escolar. Y siguiendo con estas experiencias, los monitores decidieron pedir a los chavales que fotografiaran su realidad, que hicieran fotos de su entorno y se las comentaran.
La idea no es inocente: los monitores quieren dar la palabra a los niños, dejarles que muestren su realidad y que sean conscientes de ella, para luego contarles que son responsables de ese entorno y por tanto pueden cambiarlo. "El año que viene trabajaremos en eso, en enseñarlos a mirar otras cosas que ahora no ven y a activar su conciencia y su compromiso para cambiarlas, para transformar sus vidas", explica Mari Carmen Rodríguez, responsable de Alternativa Abierta. "No es un proyecto ingenuo, queremos ver su horizonte para abrírselo, para enseñarles otra forma de mirar".
La idea se les ocurrió sobre la marcha a final de curso. "Queremos que desarrollen otras capacidades que los ayuden a crecer y a desarrollarse normalmente, y pensamos en que hicieran dibujos, pero no están acostumbrados a pintar. Y se nos ocurrió lo de las fotos".
El resultado fue sorprendente: los críos se fijaron en las chabolas, pero supieron ver la importancia de sus mascotas entre tanto tablón. Defendieron el culto evangélico en el que están educados. Mostraron que saben que la pila de lavar, como dice Ana, de 13 años, la usan unos y otros no: "Me parece interesante que la gente vea que allí también lavamos la ropa", señala. La asociación quiere exponer las fotos cuando el proyecto esté terminado, para que el camino recorrido a partir de la mirada de estos niños pueda llegar a más gente.