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"Este parque no cuesta un euro a las arcas, a Zoido le tiene que encantar"

El Huerto del Rey Moro parece y es un lugar modesto, pero ellos lo protegen como el mayor de los tesoros, un oasis verde y libertario en el corazón de Sevilla.

el 23 sep 2011 / 20:06 h.

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Carlos Piñar, Puri Huertas, Ana Becerra y Ana López son algunos de los miembros que forman la Asamblea del Huerto del Rey Moro.

Si estuviera en Barcelona o en Berlín el Huerto del Rey Moro (ubicado entre las calles Enladrillada y Sol) sería poco menos que un democrático espacio verde de culto, un reducto de libertad en el casco histórico. En Sevilla también lo es, pero Carlos Piñar, Ana Becerra, Puri Huertas y Ana López -portavoces de la Asamblea que lo rige- viven en permanente estado de "intranquilidad" al saberse guardianes de un buen puñado de hectáreas en las que, en lugar del ladrillo, prima el cultivo de tomates y pepinos y el esparcimiento de decenas de vecinos del barrio.

-Parecen ustedes los ángeles custodios del Huerto del Rey Moro. ¿De verdad todo el mundo puede integrarse aquí?
-Por supuesto. Cualquier vecino de Sevilla, de Rochelambert a Santa Clara o San Luis puede venir y disfrutar de este maravilloso espacio. Nos reunimos una vez al mes en asamblea y ahí puede acudir y participar todo el que quiera. Es también la mejor forma de darse a conocer. Nuestro próximo encuentro será mañana domingo, día 25, a las 19.00 horas.

-El Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla (PGOU) destinó este espacio a la construcción de viviendas. Fueron los vecinos quienes frenaron el estropicio. Pero no negarán que tienen un pasado guerrillero...
-Desde 2004 este es un lugar de esparcimiento vecinal. Y sí, fueron las gentes del lugar las que decidieron organizarse y defender esta antigua huerta precolombina. Pero no podemos bajar la guardia, defender el Huerto del Rey Moro significa también proteger el inmenso valor que posee el espacio público en nuestra sociedad.

-Tienen exactamente el mismo discurso que la AMPA Somos Escuela que defiende en la Alameda la instalación de más bancos públicos...
-Es que somos los mismos. La clave, insistimos, es defender un modelo de ciudad más horizontal, en lugar de vertical. El Ayuntamiento ha de ser el reflejo de la sociedad y esta demanda lugares como este y otros muchos.

-Leyéndoles habrá quien piense que representan ustedes a los votantes de IU del distrito centro...
-Pues tal vez se equivoque. Cuando IU estaba en el consistorio tardó dos años para cedernos una humilde caracola prefabricada para el Huerto. Entre quienes formamos parte de este sitio hay votantes de todas las tendencias pero, desde luego, aquí nunca se le pregunta la ideología a nadie. Como tampoco permitimos que se hagan fiestas de partidos políticos.

-Cambiando de siglas, el PP, recién llegado al Ayuntamiento de Sevilla, ya ha amenazado con recortes en huertos urbanos...
-Honestamente, no sabemos si el nuevo consistorio va a respetar la idiosincracia propia del Huerto del Rey Moro. Ojalá que sea así. Pero siempre estamos sometidos a vaivenes, vivimos en permanente estado de intranquilidad. Hemos pedido ya una reunión con la delegada del distrito, Amidea Navarro. Pero... en el fondo estamos convencidos de que a Zoido y a cualquier otro político tiene que encantarle lo que aquí se hace, porque además este es un parque que no cuesta un euro a las arcas públicas. Y es, en fin, una necesidad ciudadana, ni más ni menos.

-Ciñéndonos al huerto propiamente, ¿qué destacarían si tuvieran que vender su imagen?
-En él trabajamos colectivamente muchos vecinos con ayuda de personas versadas y con el empeño de recuperar variedades locales. Y los talleres infantiles en el huerto permiten a los niños crear unos vínculos con la tierra que de otro modo, en medio de una ciudad, no sería posible.

-Y para cuidar el resto del espacio, ¿de dónde sacan los euros?
-Esto nos quita tiempo a todos pero aquí todo lo que se ve es autofinanciado a través de actividades como el cine de verano y algunas fiestas y eventos que organizamos en colaboración con otras asociaciones.

-¿Soportan con dignidad la etiqueta de hippies?
-No es malo que nos digan hippies. Algunos lo seremos, otros no. Lo fundamental es que aquí, en estos 5.000 metros cuadrados, antes no había nada y ahora está lleno de vida.

-Pero los Jardines del Valle están a pocos pasos...
-Sí, ¿y qué? El centro es la zona con menos espacio verde de toda la ciudad. Así que al revés harían falta muchos más lugares como este. Por otra parte, los Jardines del Valle son otra cosa. Allí el visitante es un mero espectador, aquí se convierte en protagonista. El Huerto del Rey Moro lo modelamos los vecinos, trabajamos la tierra y hacemos nuestro el espacio. No es un parque tradicional en el que lo único que puedes hacer es contemplar el lugar. No queremos ser sujetos pasivos.

-Si el Huerto del Rey Moro estuviera en Sevilla Este o Montequinto, ¿perdería parte de su encanto?
-No creo que haya que entrar en comparaciones. Este sitio es único, eso es cierto. Pero si estuviera en los lugares que cita tendría otro encanto. Cada barrio aporta su propia identidad y, por ejemplo, el huerto urbano de Miraflores nos parece precioso. Del mismo modo que también conocemos y estamos en contacto con asociaciones que rigen otros lugares similares en ciudades como Córdoba, Madrid y Barcelona.

-Más que esparcimiento, hablan con delectación casi filosófica del lugar...
-Eso es porque estamos convencidos de que este espacio reivindicativo, plural y verde es tan maravilloso que el consistorio deberá saber valorarlo. Estar aquí, construir día a día el Huerto del Rey Moro, representa una actitud concreta, una forma de estar y de vivir en la ciudad.

-Pero hay líneas infranqueables...
-Todo el que se involucra con nosotros debe saber que aquí hacemos las cosas de manera colectiva. Nadie puede venir con individualismos y si, por ejemplo, quiere trabajar en el huerto exigimos un mínimo de compromiso. Tampoco se puede beber alcohol de alta graduación y poner música con altavoces.

-¿Debería aparecer este lugar en las guías turísticas?
-En esto no estamos entre nosotros de acuerdo al cien por cien. Pero aunque siempre son bienvenidas las visitas, el Huerto no debe malinterpretarse y verse como una simple atracción turística.

-¿Y si alguien decide declararles la guerra sacarán las tijeras de podar y la azada?
-Es probable que hasta nos amarráramos a los árboles. El Huerto del Rey Moro se ha convertido ya en un sitio demasiado importante para el barrio y resultaría impensable imaginar este lugar sin él.

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