El Sevilla ha puesto pie y medio en la gran final de Turín, pues el 2-0 logrado en la ida es un excelente resultado para el choque de vuelta del jueves en Mestalla, donde será difícil que los de Emery, que acumulan ya 105 goles, se vayan sin marcar ninguno, lo que obligaría a los che a anotar al menos cuatro para pasar.
Esta noche los sevillistas, que han mejorado una enormidad en defensa con el transcurso de la temporada, supieron sufrir y contaron con la fortuna de cara, pues el primer gol llegó tras un claro fuera de juego de Mbia que ninguno de los tres árbitros vio y en los compases finales el larguero evitó que un remate de Vargas se convirtiera en un 2-1 que hubiera sido inquietante. Además, Alcácer, el delantero valencianista más goleador, vio una tarjeta que le inhabilita para la vuelta tras una falta que le hizo Beto a él.
A este Sevilla, como aquel glorioso de los quince meses mágicos de Juande, le sale absolutamente todo y se trata por ello de un equipo realmente temible. Calidad tiene a raudales. Rakitic volvió a dejar claro anoche que es un futbolista de otra dimensión, igual que Bacca, especialista en destrozar defensas rivales con sus desmarques y su potencia descomunal. O Fazio, que ha encontrado al fin en Nico Pareja a aquel central rocoso que se proclamó bicampeón olímpico con Messi, el Kun o Di María. Y con suerte. Un equipo imparable este Sevilla FC.
