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«Esto es mejor que la Lotería»

Un matrimonio que vivía en una chabola en el Cerro del Águila recibe una vivienda municipal

el 22 dic 2010 / 18:44 h.

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María Luisa y José recibieron ayer las llaves de su nueva casa de manos de Antonio Rodrigo Torrijos.
Hace dos años que María Luisa Martínez y José Domínguez, de 78 y 74 años, se quedaron en la calle. Hasta entonces habían vivido con su hijo, pero éste murió en un accidente de tráfico y se vieron en la calle. Con "cartones y plásticos" se hicieron una casa y allí vivieron, pasando frío, calor y soportando la lluvia. "Ni los perros podían vivir ahí". Hasta ayer.

En su chabola del Cerro del Águila, este matrimonio vivió con tres hijos y un hombre mayor amigo de la familia.

Hace unas semanas, los medios sacaron a la luz la situación en la que se encontraban estos ancianos y, gracias a esto, han conseguido hacerse con un techo digno en el que vivir.

En sólo dos semanas y tras conocer el caso, la Oficina técnica de asesoramiento al inquilino en situación de abuso (Otainsa), dirigida por Ángel Monge, decidió actuar. Es así como María Luisa y José Domínguez han abandonado su chabola para ocupar una vivienda nueva en Pino Montano.

"Para hacer una comida en condiciones teníamos que cocinar con una hornilla de gas en plena calle", contó José. "Nunca me imaginé que pasaría por algo así", aseguró avergonzado.

La nueva vivienda, cedida por Emvisesa a Otainsa, es un cuarto piso con ascensor y tiene 70 metros cuadrados útiles, distribuidos en tres dormitorios, un cuarto de baño, un aseo con plato de ducha, una cocina, un salón comedor y hasta un garaje. Por eso, cuando el primer teniente de alcalde y delegado de Infraestructuras para la Sostenibilidad, Antonio Rodrigo Torrijos, les hizo entrega de las llaves ayer, éstas constaban de más de diez llaveros distintos. "¡Tenemos hasta sótano!", gritó María Luisa a su marido. "Esto es mejor que la Lotería".

La nueva residencia la ocuparán el matrimonio y tres hijos, que están en el paro. Aunque el contrato estará a nombre de los dos ancianos, para cumplir con los requisitos del arrendamiento social que ofrece Otainsa. A cambio, María Luisa y José sólo tendrán que abonar un 5% de sus ingresos totales. En su caso se trata de poco más de 30 euros, además de los gastos de luz, agua y comunidad.

José padece del corazón y está esperando para ser operado de la próstata. Uno de sus hijos tiene asma y una enfermedad en los pulmones. Por otro lado, su esposa, María Teresa, tiene depresión y reconoció que dormía "una hora al día". A pesar de estas condiciones de salud, la familia se hacinaba en una chabola, donde pasaron auténticas calamidades durante dos años, según cuentan.

"La gente que pasaba se nos quedaba mirando", afirmó José.
Sin embargo, este matrimonio se ganó la simpatía y también la generosidad de sus vecinos, que han llegado a donarles una serie de muebles que podrán estrenar en su nueva casa. Dos sillones y una cama que les han regalado será lo primero que este matrimonio de ancianos lleve a su casa. La nueva vivienda está sin amueblar, así que "poco a poco" tendrán que ir conformando su hogar.

Según María Teresa, durante este tiempo también han disfrutado de la ayuda de Cáritas para comer. Y mediante estas entidades tratarán de hacerse también con el mobiliario.

Ambos dejaron ayer su firma en un contrato temporal que autoriza su estancia en el piso. De momento, la vivienda tiene activo el servicio del agua y se está en trámites para activar el servicio de la luz. "Hemos realizado el procedimiento de urgencia, porque la burocracia es lenta", aseveró la asistente social que les acompañó.

Ahora, llegó el momento de celebrarlo. "Llevo mucho tiempo tomando cerveza sin alcohol, pero hoy me tomaré al menos una con", confesó José.

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