“He venido por mi cuenta, por tanto, sé que si me pasa algo estoy desamparado”. Pese a la advertencia, José Oropesa, periodista y cooperante en el campamento de Rabuni (Argelia), dice que se queda porque ante sus ojos la situación en los pueblos saharauis es de “total normalidad”. El jueves los cooperantes españoles eran alertados por el Gobierno español de posibles ataques terroristas contra ciudadanos europeos –y en especial españoles– y fueron repatriados para no correr ningún riesgo. Los cooperantes aceptaron la vuelta a casa, pero no muy convencidos, ya que la situación en los campamentos no implicaba peligro. Muchos creen que el Gobierno español ha cedido a las presiones de Marruecos, que quiere acabar con los vínculos de colaboración con el Sahara.
Cuando se comunicaron con él para explicarle los temores del Gobierno, Oropesa, sevillano de 26 años pero criado en Bollullos par del Condado (Huelva), decidió quedarse y ser el único español que permanecería con su labor de cooperación. Según explica el periodista, el jueves por la noche empezó la labor de evacuación de todos los cooperantes españoles. Puesto que él no está registrado como tal en la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), no se pusieron en contacto con él hasta el viernes. “Al principio me llamaron para ver cómo estaba y para decirme que si necesitaba algo no dudase en contactar con ellos”, cuenta. 20 minutos después se volvían a poner en contacto con él desde Aecid para decirle que todos los cooperantes estaban esperándole en Tinduf para explicarles la situación.
Con dudas, el sevillano se puso en contacto con las autoridades saharuais para corroborar la información que venía desde España. Éstas le garantizaron que nada había cambiado y Oropesa decidió seguir con su estancia si le dejaban desde el Gobierno. Para poder quedarse con su labor como voluntario en la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis, el periodista tuvo que firmar un documento en el que el Gobierno español se eximía de “cualquier responsabilidad” si le pasaba algo.
El joven asegura que durante los diez días que lleva en el campamento de Rabuni la situación ha sido totalmente normal. El periodista está grabando un reportaje con la asociación con la que colabora sobre las víctimas del conflicto saharahui-marroquí. Por eso, la vuelta de momento la tiene prevista para principios de septiembre. No obstante, Oropesa asegura que si no hay ningún contratiempo su estancia se podría alargar hasta octubre.
continuidad. La Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, dependiente de la Junta, aclaró ayer que continuará con las actuaciones de cooperación en los pueblos saharauis. “La zona saharaui es muy querida por el pueblo andaluz”, confirmó su director, Enrique Pablo Centella. La Junta mantendrá los programas ‘Vacaciones en Paz’ que cada año acoge a más de 1.000 niños en los provincias de la comunidad. “Por el bienestar de estos menores y de todo el pueblo saharaui”, Oropesa cree que ya es suficiente para correr el riesgo de estar desamparado. “Lo importante es el pueblo saharaui, yo no importo”, asegura.
Pese a que el Gobierno central se ha desentendido, el vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, se puso ayer en contacto con el cooperante para mostrarle su apoyo y le brindó “contacto permanente para cualquier necesidad que tenga”. Valderas también aprovechó para mostrar su solidaridad con el pueblo saharaui.
