Joaquín Corchero, alumno de Física en la Universidad de Sevilla, lo reconoce abiertamente: Tenemos miedo. Pero, ¿a qué? Joaquín explica que, desde el pasado jueves, hay alguien que dispara balines con una escopeta de aire comprimido desde el número 31 de la calle Reina Mercedes. La última vez fue ayer mismo.
Alrededor de las 13.30 horas, relata Joaquín, un compañero suyo de facultad recibió un balazo en el hombro. Los testigos de lo sucedido llamaron al 091 para poner la denuncia correspondiente, que no es la única. Ya la noche del martes, dos chicas estudiantes de Farmacia resultaron heridas por las mismas balas (de 4,5 milímetros) y alertaron a la Policía Nacional y al 112, según adelantó El Mundo en su edición digital. Una de las víctimas recibió un impacto en una mano y a la otra le atravesó el chaquetón que llevaba puesto. La Policía dice que no puede hacer nada dentro del piso, señala Corchero, para el que la situación empieza a ser preocupante. No podemos estar tranquilos.
Los balines, como los que se pueden ver en una de las fotos que ilustra esta información, suelen usarse para cazar pájaros. Un impacto de esos en un ojo te deja tuerto, avisa Corchero. Según este estudiante, la Policía Nacional se ha quedado con algunos de ellos y va a intentar obtener alguna pista que les pueda conducir al agresor. La Policía continúa Corchero nos ha dicho que estos balines tienen que ser mojados en saliva para poderlos meter en la escopeta. Este periódico intentó ayer sin éxito recabar la versión la Policía.
La zona donde se están registrando estos incidentes es muy transitada hasta bien entrada la tarde-noche, ya que los centros universitarios tienen clases durante todo el día. Corchero reconoce que entre los estudiantes hay miedo, así como en miembros del personal de administración y servicios que saben de estos incidentes. Que yo tenga constancia, desde el jueves de la semana pasada se han producido disparos. Aquel día, camino del bar donde voy a desayunar todos los días, me topé con una chica que no paraba de gritar e insultar en dirección al número 31.
Aseguraba que le habían disparado, recuerda este estudiante de Física.
El Rectorado de la Universidad de Sevilla no tiene constancia de estos incidentes, que están siendo investigados por la Policía Nacional.
