El entrandor norteamericano Scott Roth, durante el partido ante el Tenerife. Foto: EFE Europa no fue nunca un objetivo en sí mismo para el equipo de referencia del baloncesto sevillano. Más bien la consecuencia de un trabajo bien hecho, un premio. Sólo en 2011 una cosa llevó a la otra y estuvo a punto de decorar San Pablo con un entorchado continental en aquella final de Treviso. Posiblemente no habría cambiado nada de forma sustancial en los acontecimientos posteriores. Así de peculiar es este club, para lo malo y para lo bueno. Lo cierto es que Baloncesto Sevilla vuelve apenas 20 meses después a la Eurocup en Alemania, por donde también pasó en su segunda figuración internacional, en la 94-95, entonces en la Copa Korac. Más información en la edición impresa de El Decano Deportivo.