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Europa ya no es lo que era para el Sevilla

Gregorio Manzano debuta en el banquillo del Sevilla con la obligación de puntuar ante el Borussia en Dortmund para mantener sus opciones en la antigua UEFA.

el 29 sep 2010 / 19:44 h.

Gregorio Manzano charla con Capel.

El Sevilla ha perdido sus aires continentales. Antes era un rival respetado y temido en Europa, que conquistaba toda tierra donde ponía las botas, ahora es un grande venido a menos. Se ha convertido casi en un histórico cuyos laureles se ven a lo lejos, pero mustios. La última victoria continental del conjunto nervionense data de 2009, hace casi un año, ante el Rangers en el Sánchez Pizjuán. Pero su bagaje se ha empobrecido de forma alarmante. Acumula cinco partidos consecutivos sin ganar, y de ellos cuatro han sido derrotas: ante el CSKA de Moscú en el partido de vuelta de los octavos de la Liga de Campeones (1-2), la ida de la previa con el Sporting de Braga (1-0), la vuelta ante los lusos (3-4) y el encuentro ante el PSG (0-1), que se suman al empate en la ida de los octavos con los rusos (1-1).

Si antes el Sevilla acudía al continente a lucir sus galas y marcar su pauta, ahora el torneo europeo se ha convertido en una obligación con más disgustos que alegrías. Sólo hay que ver la previa del encuentro ante el Borussia Dortmund. Se presenta en el calendario como una auténtica trampa para el equipo hispalense y para su nuevo técnico, Gregorio Manzano. Apenas cuenta cuatro días luciendo sus nuevos ropajes y ya tiene ante sí una auténtica final de la que tiene que salir vivo, con un empate o una victoria. Porque la derrota dejaría tocado al Sevilla en el grupo J, en el que el propio Borussia y el PSG, que recibe al Karpaty, podrían tomar demasiada ventaja.

Un empate, y sin duda una victoria, serían sin embargo un bálsamo. Un bálsamo aplicable a los nuevos remedios que añadirá, se supone, Gregorio Manzano a su nuevo equipo. Y un buen punto de partida para esta nueva etapa tras la marcha de Antonio Álvarez, porque salir vivo del infierno del Westfalenstadion daría moral, lo que necesita el Sevilla.

Recuperando ánimos. Precisamente la labor más inmediata de Manzano con la plantilla es insuflarle la confianza perdida. Para el partido de hoy en Alemania esa, la confianza, es la única arma con la que puede plantear batalla el conjunto andaluz, pues los prolegómenos apuntan un claro favorito. El conjunto germano acumula cinco triunfos consecutivos, ha marcado 11 goles en los últimos tres partidos, es segundo de la Bundesliga y primer clasificado del grupo de la Liga Europa. Además, ha encontrado un auténtico refuerzo en el nipón Kagawa –cuatro goles– y su fórmula de potencia y juventud parece en estos momentos imparable. Por si fuera poco, hoy contará con el apoyo enfervorizado de su hinchada. Unos 50.000 pueden acudir a presenciar el encuentro.

Estos datos asustan, sí. Asustan a un Sevilla timorato. Asustan si Luis Fabiano sigue siendo un fantasma de lo que fue, si Kanouté deambula en el campo sin protagonismo, si Dabo corre alocado no se sabe en qué dirección, si el centro del campo se descoloca y concede los huecos que terminan siendo fatales, si Guarente y Cigarini no ofrecen ni una pizca de fútbol y si Navas y Perotti no se sienten como piratas perdidos en una isla. Si todo eso se repite, sí, es para asustarse.

Pero si Luis Fabiano por fin da la cara, asume la responsabilidad del gol, si Negredo continúa en su buena línea, si Kanouté se erige en esa referencia reconocida, si Palop se agranda, si el centro del campo recupera consistencia, si la defensa presume de firmeza y si las bandas desbordan como saben, entonces el infierno del Westfalenstadion puede ser el mejor complemento para que el Sevilla se revuelva ante la adversidad y vuelva a conquistar Europa. Eso facilitaría la creación del ‘efecto Manzano’.

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