Fueron embajadores de Andalucía en Europa y ayer viernes la comunidad que les vio nacer premió su trabajo. Los 28 andaluces que han tenido escaño en el Parlamento Europeo desde que España se adhirió a la UE, en el 86, fueron distinguidos con el Premio Blanco White.
El homenaje a la casi treintena de europarlamentarios andaluces, con motivo del Día de Europa, tuvo lugar en un acto solemne en la Cámara autonómica. El galardón lo otorgó el Consejo Andaluz del Movimiento Europeo (CAME), cuyo presidente, Antonio Claret, destacó la "huella" que estos diputados han dejado en Europa y los valores europeos que han sabido exportar a la comunidad.
La presidenta del Parlamento andaluz, Fuensanta Coves, reconoció que durante mucho tiempo Europa fue para Andalucía "una referencia inalcanzable; una meta". Y hoy -añadió- "es una tierra asentada en el colectivo de comunidades europeas con nombre propio y, en algunas facetas, camina a la cabeza", gracias en parte a la labor de los premiados. Coves subrayó la "clara vocación europeísta de nuestra tierra" -recogida en el Estatuto-, que quedó demostrada en el apoyo "masivo" a la Constitución Europea en el referéndum.
Pedro Aparicio, eurodiputado socialista y portavoz de los homenajeados, tuvo palabras para el ex presidente Leopoldo Calvo Sotelo, fallecido la semana pasada, que fue un "gran europeísta español y lideró las conversaciones para ingresar en Europa". También quiso recordar al periodista José Blanco White, que da nombre al premio, "un andaluz bilingüe y liberal que denunció la intolerancia y el atraso de España". Aparicio aseguró que él y sus compañeros han sido "los europeos pegados a las necesidades de Andalucía" y que su papel "ha merecido la pena".
Una mirada atrás. Cuatro europarlamentarios andaluces, de distintas siglas, echan la vista atrás y elogian el "salto de gigante" que ha dado Andalucía en Europa en estos 20 años. "Cuando llegamos, Bruselas tenía de nosotros una imagen de subdesarrollo, como si fuéramos una extensión de África. Ahora esa apariencia ha cambiado radicalmente", explica el sevillano Luis Yáñez. El eurodiputado socialista achaca el cambio de visión al hecho de que las comisiones que a lo largo de los años han visitado la comunidad "han admirado el aprovechamiento de los fondos europeos".
María Jesús Aramburu (IU) se enorgullece de haber sido una de las pocas andaluzas en llegar al "mausoleo". Al ser mujer, cuenta, "he tenido que esforzarme más que un hombre porque en Europa reinaba un sexismo benevolente". En Europa, afirma, los andaluces "abanderábamos las reformas en agricultura o medio rural".
Para el eurodiputado popular Juan Ojeda, la integración española en la UE "le ha venido muy bien a Andalucía, ya que su modernización se debe mucho a la infuencia de Europa". Agradece que la comunidad se haya despojado de "los tópicos de folclore y pandereta" y haya mejorado su imagen exterior.
Carlos Bautista, que ocupó escaño por el PA, está convencido de que "Europa sin identidades nacionales no es nada" y que el trabajo de los diputados andaluces "ha dado mucho color" a la UE. Dice que la percepción de Andalucía tampoco ya es la misma. "Antes nos miraban con recelo, como si fuésemos pedigüeños. Hoy, afortunadamente, eso es historia".
