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"Evitemos dar marcha atrás"

La cineasta Josefina Molina, nombrada Hija Predilecta, reconoce en los 13 homenajeados una “apuesta por el progreso”

el 28 feb 2012 / 20:19 h.

"Los andaluces siempre hemos querido cambiar el mundo y algunas veces lo hemos cambiado". Le tocó hablar ayer, en nombre de los 13 condecorados en el Día de Andalucía, a la cineasta Josefina Molina, que nació en Córdoba hace 76 años, al poco de estallar la Guerra Civil. Muy pocos jóvenes conocen la obra de Molina, que dirigió su última película hace 14 años. La semana pasada no pudo recoger el Goya Honorífico por culpa de un resfriado, y ayer aún tenía la garganta débil, pero no tardó mucho en reclamar "una voz crítica y reflexiva que aleje el miedo y la fatalidad".

Aunque sea poco conocida para el gran público, algunas de las películas de Molina aún tienen una vigencia extraordinaria. Esquilache (1989), por ejemplo, todavía se estudia en facultades de Ciencias Políticas. Narra la historia de Esquilache, ministro italiano del rey Carlos III, el el siglo XVIII, que cambió las formas de gobierno hasta que fue expulsado tra sun motín del pueblo español, asqueado de que un extranjero diera órdenes a España. ¿Les suena? Molina es licenciada en Ciencias Políticas, fue una de las primeras mujeres en ingresar en la Escuela Oficial de Cinematografía, y ayer pronunció un discurso agradecido y emocionado, pero también recuperó su perfil más comprometido. "Los andaluces siempre hemos querido cambiar el mundo. Evitemos dar marcha atrás", dijo.

Molina y el pintor vanguardista Luis Gordillo fueron nombrados Hijos Predilectos. Otros 11 profesionales, reconocidos con las Medallas, personifican este año la identidad andaluza: una profesora, un médico, un cantaor flamenco, un paisajista, un actor, una jueza, dos empresarios, una ganadera y un banquero. "Detrás de cada medalla hay una apuesta por el progreso y está la búsqueda de la excelencia: en la ciencia, en el mundo rural, en las artes, la sanidad, el medioambiente, la justicia, la cultura...".

El acto institucional del Día de Andalucía es una ceremonia encorsetada, protocolaria y rodeada de pompa. Con alfombras de terciopelo azul y azafatas sobre el escenario del Maestranza. La Junta utiliza ese contexto para dar solemnidad a la efemérides y para enmarcar a las 13 personalidades que distingue con la Medalla de Andalucía y con el título de Hijos Predilectos.

Pero si los elegidos, por sí mismos, representan qué es Andalucía, no ocurre lo mismo con la ceremonia. A los 13 homenajeados se les presentó con discursos barrocos y cargados de aparatosas metáforas. Pero toda esa ostentación institucional se diluyó nada más llegar el turno de los galardonados. "Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo, porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura", dijo Josefina Molina, citando a Antonio Machado.

La cineasta habló de la "humildad" nada más tomar el atril y recorrió las biografías de sus compañeros casi sin adjetivos. "Que te nombren Hija Predilecta de tu tierra, te pone los pelos como escarpias, se te llenan los ojos de lágrimas, entras en el túnel del tiempo y llegas directo a tu infancia: las calles, los amigos, tu forma de hablar, tu tierra", dijo. El público, inerte casi todo el acto, sólo improvisó un aplauso cálido cuando sintió cómo a Molina se le partía la voz al recordar a su padre: "Si yo tuviera la suerte de que estuviera en este mundo, se sentiría muy contento", concluyó, entre lágrimas.

Los galardones. Luis Gordillo, el "bastión del color español" y el hombre que introdujo el arte pop en España, se mostró "orgulloso" de haber sido al fin reconocido en su tierra. Gordillo recibió el Premio Velázquez a las Artes Plásticas en 2007, por sus dibujos automáticos y sus grandes formas geométricas, que beben de la influencia pop norteamericana de los años 70. Hubo otro pintor entre los galardonados. Con un estilo pictórico radicalmente distinto al de Gordillo, el pintor de Ayamonte Florencio Aguilera fue reconocido por sus paisajes de la costa onubense y su implicación con el mundo cultural de Huelva.

La primera en colgarse la medalla ayer, de manos del presidente de la Junta, José Antonio Griñán, fue la rectora de Málaga y presidenta de la Conferencia de Rectores, Adelaida de la Calle, a quien Griñán reconoció en su discurso el esfuerzo por lograr financiación privada para la investigación en la Universidad. También en esta línea destacó el perfil de José Luis García Pérez, científico granadino del Centro Pfizer-Universidad de Granada, que investiga el genoma humano y busca una cura para el cáncer y el alzheimer. Fue, junto al cantaor catalán Miguel Poveda, de los más aplaudidos. Griñán recuperó el nombre de García Pérez en su discurso, para recordar que Andalucía es pionera en la investigación con células madres.

Entre los premiados había cinco mujeres y ocho hombres. Pero tuvo un protagonismo especial la lucha contra la violencia machista, representada por la magistrada granadina Inmaculada Montalván, vocal del Consejo General del Poder Judicial y por José Fernández Ortega, general de Brigada de la Guardia Civil en activo durante 40 años. Montalván es presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género, y Fernández Ortega, que recogió su medalla vestido con el uniforme de gala y arropado por viejos compañeros del cuerpo armado, impulsó un programa para la atención a las víctimas de violencia machista.

Quizá por el plantón que el año pasado dio la patronal, este año en la lista de medallas había tantos empresarios como artistas. Entre los primeros destacaba Juan Ramón Guillén, presidente de Acesur, grupo líder del sector del aceite de oliva en España, con exportaciones a más de 70 países; el almeriense Antonio Pérez Lao, presidente de Cajamar, principal grupo cooperativo de España, con 4.000 trabajadores, la ganadera gaditana Francisca García Ramírez, que viene de cinco generaciones de ganaderos, y que es responsable de recuperar la oveja merina de Grazalema, una especie autóctona de la que sólo quedan 6.000 cabezas en Andalucía, y Concepción Yoldi, presidenta de la Fundación Persán, cuya entidad facilita la integración de inmigrantes en la sociedad sevillana y andaluza.

El más joven de los premiados fue el cantaor catalán y afincado en Andalucía Miguel Poveda, que recogió la medalla, emocionado, y se la apretó contra el corazón, tras oír cómo asociaban su estilo al de Enrique Morente, Pasión Vega y Joan Manuel Serrat. Por último, recogió el galardón el actor de teatro Rafael Álvarez El Brujo, que jamás estuvo tan callado sobre un escenario como ayer al recoger su medalla.

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