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Ex-pastores en el circo

Después de muchos decenios de protagonismo pastoril en la fiesta navideña del colegio -cada uno de mis hijos y sus amigos llevaban a unas posibles oposiciones los puntos de tres trienios de pastor- este año mi nieto celebrará la llegada de las vacaciones en un circo.

el 15 sep 2009 / 19:51 h.

Después de muchos decenios de protagonismo pastoril en la fiesta navideña del colegio -cada uno de mis hijos y sus amigos llevaban a unas posibles oposiciones los puntos de tres trienios de pastor- este año mi nieto celebrará la llegada de las vacaciones en un circo. Me parece una idea maravillosa que hubiera tenido mi voto en las elecciones a Consejo Escolar si aún votase en esas elecciones en las que siempre voté. Tampoco estaría mal que una posible reforma de ese sistema electoral permitiera votar a los abuelos que, al fin al cabo, somos los que en muchos casos hacemos de padres. A lo mejor, el índice de participación subía espectacularmente.

A lo que íbamos: el circo y el Belén son los dos únicos monumentos que recuerdan en la Navidad de los países desarrollados la posibilidad de un mundo real pero distinto: el belén es un universo ecológico-político, la verdadera Alianza de Civilizaciones, sin emisiones de CO2, con moros y judíos que comen jamón y donde el único cristiano es el Niño Jesús; el circo, por su parte, es una metáfora de la vida real, con risas y lágrimas, esfuerzo y triunfo y sin espectadores de concurso aplaudiendo a golpe de cartel.

Los niños del colegio de mi nieto soñarán estos días con belenes, donde el sol y la luna se suceden sin fin en un paisaje idílico, pero también pensarán de vez en cuando en la mano que el domador retiró de la zarpa en el último segundo, en el difícil equilibrio sobre el alambre, en el que pueden realizarse más contorsiones de las que parece. Un premio para esos maestros que desde la tierna infancia enseñan a los niños por medio del circo que las fieras no son los animales mansos de un ecologismo tontorrón o de la factoría Disney y que los payasos nada tienen que ver con lo que hacen alcaldes corruptos en programas de televisión.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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