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La verdadera lástima del asunto es que haya tenido que morir una niña y que la opinión pública haya tenido que llevarse las manos a la cabeza para que el gobierno reconozca que...

el 15 sep 2009 / 02:45 h.

La verdadera lástima del asunto es que haya tenido que morir una niña y que la opinión pública haya tenido que llevarse las manos a la cabeza para que el gobierno reconozca que la administración de Justicia es un puro guirigay y decida aplicar el bisturí y cortar por lo sano parte del tejido podrido. La medida de expendientar a los responsables de que el asesino de Mari Luz siguiera al aire libre debe ser recibida por supuesto con un aplauso, pero también con un reproche y una advertencia: el de que el estado siempre prefiere curar a prevenir y la de que en el futuro los ciudadanos no deberían deslices como éste. Porque nos va la vida en ello.

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