Economía

Experiencia Extra-terrestre

Con 43 años, Pilar Palma, de Brenes, gestó una empresa propia para comercializar directamente su cosecha.

el 17 may 2014 / 23:00 h.

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De entrada, ya el nombre de la empresa sorprende: La Extra-terrestre. «Es que tengo muchos paraguayos». Su fundadora, la alemana Pilar Palma, no se refiere al Paraguay, sino a los melocotones cuya variedad adoptan el nombre de los oriundos de este país latinoamericano. Es alemana pero de Brenes, Sevilla, donde radica la sociedad comercializadora que gestó en 2012 para vender directamente y sin intermediarios –la gran asignatura pendiente de la agricultura andaluza– su cosecha propia de frutas de hueso: melocotones y nectarinas. Melocotones paraguayos listos para ser recolectados en una de las fincas de la familia de Pilar Palma. / Foto: El Correo Melocotones paraguayos listos para ser recolectados en una de las fincas de la familia de Pilar Palma. / Foto: El Correo Emprendedora con 43 años, ahora tiene 45. Su marido, ingeniero agrónomo y agricultor. Ella dice haber hecho de todo en el campo. 150 hectáreas, entre propias y alquiladas, en la Vega del Guadalquivir. 1,2 millones de kilos suman su cosecha de melocotones (los paraguayos son mayoría, con 700.000) nectarinas y algo de naranjas. «Antes la venta la hacíamos a través de intermediarios. Éramos sólo agricultores. Pero esa dependencia yo no la quería para mis hijos. Quería abrir el camino de la comercialización directa. Había que salir fuera. Y fuera me fui para mostrar lo bueno que tenía, mi fruta, que llevaba quince años cultivando». Empezó hace dos años por Alemania, su cuna –padres emigrantes, ya veinteañera se vino para Brenes, cosas del amor y de las tierras del cónyuge–. Primero por el sur, después por el norte, más tarde vendrían Suiza y Viena y un primer palé para Italia. Algunos clientes en Pamplona, San Sebastián y Barcelona, pero el mercado nacional es muy minoritario, tanto que ahora, curioso, trata de encontrar compradores precisamente allí donde produce, Sevilla. «Aquí, el paraguayo no funciona tan bien como en el extranjero». El porqué quizás está más en la forma que en el sabor. Haga la siguiente prueba. Traiga a su mente la imagen de un melocotón. Es redondo, amarillento, anaranjado o rojizo, ¿verdad? Pues el paraguayo es achatado, plano, como si lo hubieran aplastado a la vez por arriba y por abajo. Parece un platillo volante, la clave del nombre de la empresa: La Extra-terrestre, palabra que, con guion, no junta, juega con la calidad extra de la fruta y el fructífero suelo de la Vega del Guadalquivir. Los clientes directos son, por así decirlo, los Mercasevillas de Alemania, donde se aprecia y se paga la calidad. «Las cotizaciones que allí se obtienen no son, ni por asomo, las de aquí», relata Pilar Palma. Estaríamos hablando, pues, de una cosecha considerada gourmet, o próxima a esta categoría cualitativa. Mujer inquieta, profesora de yoga, comprometida en cuestiones sociales y familiares, contaba con la grandísima ventaja de los idiomas, el alemán y el inglés, así que «cogí la maleta y me presenté en los mercados germanos, donde podía mirar directamente al cliente, y éste mirarme a mí. ¿Qué quiere el paraguayo madurado en el árbol? Aquí lo tiene. ¿Qué lo quiere de tal calibre? Aquí lo tiene. Este enfoque al cliente directo es la única clave, y también una barrera que Andalucía tiene que superar». La producción, propia. El proceso de limpieza, selección y embalaje, en una cooperativa de Alcalá del Río. Y la comercialización, también propia de esta firma de carácter familiar en la que están involucrados madre, padre y dos hijos, uno estudia para ingeniero agrónomo, el otro anda por Administración y Dirección de Empresas. Se complementan. Las ideas fluyen y los problemas, agrega esta emprendedora, se resuelven. La innovación está presente desde el mismo momento en que has de adaptarte a las demandas del cliente. Al suizo, por ejemplo, le gusta la fruta pequeña. «Uno de mis hijos sugirió una caja también pequeña y colocados los melocotones de canto como si fueran Donuts porque, de hecho se parecen, y así que la haremos». El padre, asimismo, investiga nuevas variedades, y augura prontas patentes. «Esta empresa es como estudiar Empresariales todos los días en la práctica. Solucionar, por ejemplo, un trámite en la aduana suiza cuando ya la mercancía está en Perpignan». La iniciativa y la ilusión, apostilla, no faltan. El trabajo, tampoco. ¿Qué aconsejaría a los jóvenes emprendedores andaluces quien, mujer, se atrevió a emprender con 43 años? «Creer en sí mismos, que las cosas son posibles, que somos creadores. Son obviedades, sí, pero muy importantes. Yo he vivido 23 años en Alemania y los alemanes no sólo creen en sí mismos, sino que se creen los mejores. Eso es fundamental para tener éxito. Tenemos buenos productos, buenas tierras. Hay miles de posibilidades. Yo las veo. Y todos los días podría crear una empresa». No quiere olvidarse del ser diferente. ¿En qué lo es La Extra-terrestre? Primero, la melocotón, el paraguayo. Segundo, que las grandes marcas de frutas de hueso suelen centrarse en producciones tempranas, mientras que su empresa ofrece una mayor amplitud temporal, muy incluso muy madrugadoras pero de gran calidad, y, además, hasta el doble del calibre (seis). No es, por tanto, la cosecha uniforme que exigen los intermediarios, sino la variedad que piden los clientes. Y, por último, el cultivo bajo el método de la producción integrada, esto es, con limitaciones de agroquímicos o semiecológico. Hasta 120 empleos en campaña generan las fincas familiares o alquiladas. Allá por 1954 los suegros se iniciaron con la producción de naranjas, en 1986 diversificaron hacia el melocotón y la nectarima, en 2004 se especializaron en el paraguayo, y en 2012 comenzaron con la comercialización propia. «Cuando sales fuera y defiendes lo tuyo, merece la pena», concluye Pilar Palma, administradora única de Agricultura La Extraterrestre –a las cinco de la mañana del día siguiente a esta entrevista, la hora de los fruteros, sale a buscar clientes sevillanos–.

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