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Experienciar, cómo conjugarlo

Se avecinan tiempos difíciles. Vivimos tiempos difíciles. Por mucho que nos empeñemos, la fortaleza de las percepciones es más poderosa que el ímpetu de los discursos. Muchas de las expectativas que tan solo hace unos meses dibujaban un fantástico porvenir se han desvanecido.

el 15 sep 2009 / 09:39 h.

Se avecinan tiempos difíciles. Vivimos tiempos difíciles. Por mucho que nos empeñemos, la fortaleza de las percepciones es más poderosa que el ímpetu de los discursos. Muchas de las expectativas que tan solo hace unos meses dibujaban un fantástico porvenir se han desvanecido. Cierto es que las cosas se suceden muy deprisa. Y que la vertiginosa velocidad, con que todo acontece, aumenta la incertidumbre. Cualquier adversidad puntual puede desencadenar una avalancha de acontecimientos indeseados. Por acción u omisión los gobiernos han propiciado unas reglas de juego que ha reducido extraordinariamente sus posibilidades de intervención. Las llaman "leyes del mercado", pero son fruto de sus decisiones. Ahora, desconcertados contemplan, desde su propia jaula de hierro, tal despropósito. Ellos mismos echaron el candado y arrojaron las llaves al vacío. Así se suceden las cosas. Al menos, así parece que ocurren. Esto no creo que sorprenda a nadie. La prudencia, en estas circunstancias, se convierte en un precepto obligatorio. Pero ésta no debe confundirse con la inacción o el irresponsable cinismo. Ser indulgentes con los errores o hacer de don Tancredo, cuando las cosas se tuercen, no es la mejor forma de salir del descontento, o de disipar la intranquilidad que hoy, por desgracia, se ha apoderado de una parte importante de la población. Es necesario abandonar la ambigüedad tan presente en el discurso político. Y establecer una guía propia, verosímil y coherente con los principios que se dice defender. También, rendir fidelidad a los compromisos contraídos. Esto es lo menos que puede exigirse.

En su trabajo Ciencia Viva, Jesús Mosterín, consciente de que para vivir bien es necesario permanecer despiertos y practicar la virtud de la lucidez, nos advierte que para sobrevivir y reproducirse, el animal -y el ser humano no es una excepción- ha de orientarse, ha de mapear el entorno y ha de tomar decisiones en función de esa orientación. Cuanto mejor sea el plano que use, tanto mejores serán sus decisiones, en el sentido de tanto más conducentes a su supervivencia y a la transmisión de sus genes. Hemos trazado un mapa lleno de equívocos. Tal vez, excesivamente técnico, demasiado geométrico para servir de guía a la compleja trama humana.

Explorando La Naturaleza Humana, el pensador y filósofo, distingue entre experienciar (tener experiencias) y experimentar (hacer experimentos) con el propósito de proporcionar claridad al lenguaje. Experimentar, "erfahren", en alemán, contiene el vocablo "fahren" cuyo significado originario es conducir o guiar. Cómo combinar los diferentes aspectos a los que nos enfrentamos en la vida para encontrar la mejor guía. Cómo conducirnos para que el proceso experencial sea satisfactorio. Cómo alcanzar la más adecuada conjugación de experienciar. Confucio propone tres maneras distintas de alcanzar la sabiduría: primera, la reflexión, que es la más noble; segunda, la imitación, que es la más fácil; tercera, la experiencia, que es la más amarga? Hagamos buen uso de ella y practiquémosla.

Doctor en Economía

acore@us.es

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