Aunque la economía andaluza no cerrará 2012 en recesión, como sí estima el FMI (Fondo Monetario Internacional) para España, el número de personas sin trabajo seguirá creciendo y también la destrucción de empleo. Por tanto, se aplaza al menos hasta 2013 la mejoría del mercado laboral, un mazazo para aquéllos que confiaban en un año más benigno o en una salida tras un cuatrienio metidos en el túnel.
Son las primeras estimaciones hechas por Analistas Económicos de Andalucía -el Servicio de Estudios de Unicaja- para este ejercicio y a las que seguirán tres previsiones más -primavera, verano y otoño- para advertirnos de qué puede ocurrir, y no será nada halagüeño, expresión ésta recogida en su informe publicado ayer, por nombre invierno.
Eso sí, en esta ocasión, quizás más que nunca, extreman su prudencia al hacer especial hincapié en la enorme incertidumbre que suponen para el conjunto del Estado la crisis de deuda, unas rentabilidades y primas de riesgo por los bonos insostenibles y, por último, la posibilidad de que el ajuste fiscal (o recorte de las cuentas públicas) se prolongue para cumplir con el objetivo de techo de déficit. Y todo ello, además, con una actividad productiva estancada y que echa en falta la financiación bancaria.
Teniendo presentes estos condicionantes, Analistas considera que el Producto Interior Bruto de Andalucía crecerá cuatro décimas este año, frente a las dos que, en principio, lo habría hecho en 2011 -es la última estimación, aunque no hay todavía datos oficiales-. La cifra es superior al promedio estatal, para el que se espera un incremento de apenas una décima en 2012.
Semejante crecimiento regional se sustentará sobre la industria, que se recuperará el 1% tras un trienio con tasas negativas, el sector primario (campo y pesca), con un 1,1% al alza, y los servicios, que arrojarán un 0,6% de subida. En cambio, la construcción marcará de nuevo números rojos, al aportar un 2% de bajada, si bien lejos del auténtico derrumbe de 2009, cuando se desplomó un 13,2% después del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Sorprende ese empuje de la industria, dado que el consumo descenderá incluso entre los hogares, que en los dos últimos ejercicios habían tirado de él, sobre todo en 2011, cuando arrancó el impacto de la tijera de las administraciones públicas.
En concreto, las familias, azotadas por el desempleo y los ajustes también en las empresas, gastarán en 2012 el 0,2% menos y en las administraciones y entidades sin ánimo de lucro, por su parte, aflorará una rebaja del 2,6%, más intensa que la arrojada el año pasado, pues será en el actual cuando se notarán con toda su crudeza los recortes presupuestarios del sector público (Gobierno central, comunidades y ayuntamientos y entidades locales, con sus respectivas empresas).
La formación bruta de capital fijo -en cristiano, las inversiones, en especial las ejecutadas por las empresas- también llega con los registros en negativo, al igual que en todos los años de esta ya larga crisis, aunque su severidad mengua, con un descenso del 2% -en 2009, un -15,10%-. Para que se entienda: sin inversión empresarial, la recuperación de la actividad es frágil, y si ésta es frágil, no se crea empleo suficiente. Una secuencia lógica.
Entrando ya en el mercado laboral, 1.247.100 de parados tendrá Andalucía cuando acabe 2012, un 3,28% más que la estimación para el cierre de 2011, con una tasa del 31% sobre la población activa regional -22,2% marcará la media del Estado-, mientras que el empleo en la comunidad retrocederá un 0,46%, hasta 2,773 millones de ocupados.
La población activa -personas en edad y ganas de trabajar- superará por vez primera en la región los 4 millones (4.020.300), con un incremento del 0,67%. La sangría laboral, pues, seguirá.
