Cultura

Exportar la Sevilla underground

La octava sesión del ciclo Iniciativa Sevilla Abierta pide propuestas para convertir el potencial cultural de la capital en economía exportable, pero más allá de los límites que establece el concepto más clásico y tradicional de la ciudad.

el 24 mar 2014 / 23:40 h.

El periodista José Luis Jurado moderó una mesa compuesta por Gervasio Iglesias, Angel Luis Fernández Recuero, Rafael López y Javier Sánchez García. / Pepo Herrera El periodista José Luis Jurado moderó una mesa compuesta por Gervasio Iglesias, Angel Luis Fernández Recuero, Rafael López y Javier Sánchez García. / Pepo Herrera A estas alturas caben pocas dudas de que Sevilla es, ante todo, una capital cultural, si bien no está tan claro que logre sacarle todo el rédito posible a esa riqueza patrimonial y creativa, especialmente, de puertas para afuera. Ayer la octava sesión del ciclo de debate organizado por la Iniciativa Sevilla Abierta (ISA), que reflexiona sobre la capital hispalense de los próximos 20 años, estuvo dedicada a las propuestas para convertir el potencial cultural de Sevilla en economía exportable. El productor de cine Gervasio Iglesias, creador de La Zanfoña Producciones, fue uno de los ponentes y empezó su intervención diferenciando entre las dos Sevillas que, a su juicio, conviven: la oficial, más «tradicional, endogámica» y que suele ahogar otras iniciativas, y la underground, que encuentra sus principales referentes en el cine y la música. Iglesias recordó que «los movimientos que más han traspasado las fronteras de Sevilla son los underground, ya que ese submundo, esas catacumbas de la ciudad son las que interesan fuera». De hecho, subrayó que en 2012 las películas más seguidas fueron Carmina o revienta, Grupo 7 y El mundo es nuestro, las tres «ejemplos de esta otra Sevilla». Por ello, recomendó poner en valor esa otra faceta con la creación de la marca Sevilla underground y la formación de un «distrito cultural» dedicado a las empresas creativas, concentrada en la Alameda, donde haya desgravaciones para estas industrias. Otro de los conferenciantes fue Javier Sánchez García, director de Estrategia y Desarrollo de Acciona Producciones y Diseño, empresa responsable del espectáculo del lago de la Expo que, desde entonces, se ha dedicado a la ingeniería cultural para eventos, exposiciones, museos o iniciativas como el mapping. En su opinión, el potencial cultural sevillano es exportable como demuestra «la vocación internacional» de su firma, donde «el concepto exportable es de ida y vuelta». «El 85% de nuestra producción es internacional», dijo Sánchez García, que abogó por mantener los modelos de colaboración público-privados que se han impuesto con la crisis, como el del mapping. «Se trata de un trabajo de mediación que conecta el interés de la administración por dar uso a un enclave patrimonial, y el de negocios privados que quieren atraer visitantes», añadió. Ángel Luis Fernández Recuero, fundador y editor de la web, revista y editorial Jot Down, puso en marcha desde Sevilla para toda España este magazine cultural a través de internet. «Un proyecto cultural no tiene que empezar y acabar en Sevilla. Nosotros arrancamos a escala nacional, porque nos lo permitía el soporte, y es precisamente la capital hispalense donde más tardamos en tener un público al nivel del resto del país», explicó durante su turno, reivindicando así que el talento que genera la capital hispalense «se puede exportar evitando localismos y teniendo como metas un alcance mayor al local». Por último, Rafael López, socio cofundador del sello discográfico Green Ufos, organizadora de festivales como el South Pop o el recién creado Día de la Marmota, consideró «difícil establecer un marco que permita a artistas locales llevar fuera sus propuestas» Por ello, en el turno de las propuestas, recomendó replicar aquí el modelo francés de los bureau-export, oficinas de promoción «formadas por capital privado y público que se encargan de promocionar en el exterior a los artistas nacionales o de llevar hasta sus conciertos a agentes internacionales que puedan estar interesados». «Esta fórmula me parece difícil porque requiere del dinero público pero, al tiempo, de una gran independencia, y esto no es siempre posible», concluyó.

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