-¿Cuándo vio el potencial que tenían las redes sociales como para montar una empresa en torno a ellas?
-A mí siempre me habían interesado las nuevas tecnologías e internet. Facetoria se crea en 2008 y a mediados del año siguiente vimos cómo Facebook crecía de forma exponencial y cómo ahí había un nicho de negocio basado en ofrecer servicios a las empresas que quieren tener presencia en las redes sociales. La gente no usa el aspecto profesional de estos espacios, sino el personal. Fue entonces cuando comenzamos a ver ejemplos de cosas que se iban haciendo en EEUU, donde se hace un uso corporativo de las redes sociales. Nos planteamos hacerlo y vimos que había poca competencia, porque la mayoría de las empresas le habían dado un enfoque de marketing y publicidad.
-¿En qué consiste exactamente su negocio?
-Es una agencia de presencia en redes sociales que lleva la pura gestión de una empresa (se crean perfiles, páginas, contenidos, eventos...) hasta otros aspectos como uno que se ha convertido en fundamental: el desarrollo de aplicaciones. Facebook tiene una parte de su plataforma abierta al desarrollo externo, que permite que desde fuera se puedan generar aplicaciones. Así, viendo las posibilidades de esta red social, creamos una herramienta propia de comercio electrónico, que se denomina Social Shop.
-¿Cómo está funcionando este sector?
-En España se mueven miles de millones a través del comercio electrónico, aunque aún se encuentra lejos de países como EEUU y Francia, pero el grado de penetración en las redes sociales es muy alto. La diferencia entre nuestra propuesta y el comercio electrónico tradicional es que el hecho de estar en Facebook le aporta funcionalidades, como que se puede dar a conocer cualquier negocio gracias a los contactos, que además pueden poner el enlace en su muro.
-¿Qué ventajas supone para la empresa y para el cliente?
-Para el comprador es una experiencia similar a la de otras compras por internet, aunque para el vendedor aporta muchas ventajas. Una de las diferencias fundamentales es que sabe quién entra en su tienda, cuál es su perfil. Y es que Facebook ofrece muchos datos, aunque nosotros nos quedamos con los más básicos, en ese sentido no somos muy agresivos. Entre otras cosas, puede observarse cuál es el grado de implicación en la red social de la persona que entra en la página y el nivel de actividad. Esto permite fórmulas como que la empresa pueda ponerse en contacto con la persona directamente y transmitirle las novedades del negocio, como las rebajas o los descuentos. Si tiene un perfil alto, la empresa puede publicitarse a través de esa persona y la experiencia de compra se convierte en un acto social. En principio el desarrollo es nacional, aunque la idea a futuro es que sea mundial.
-¿Esta aplicación es sólo para Facebook o también para otras redes sociales?
-A nivel de desarrollo sólo lo tenemos en Facebook, porque en otras redes como Twitter no tiene mucho sentido y Tuenti no permite el desarrollo de aplicaciones desde el exterior. Además, en este caso, el perfil de cliente es más joven y está más enfocado al ocio. Hemos apostado por Facebook porque es la red que te permite más desarrollo y porque se entremezclan en ella asuntos profesionales y personales. Ha creado un nuevo nivel de interacción entre personas y marcas.
-¿A cuántas empresas pretende llegar?
-Si todo fuera bien nos gustaría tener miles, aunque nos encontramos con un cierto desconocimiento. La gente no sabe que existe la posibilidad de hacer comercio electrónico a través de Facebook. Creo que nos hemos adelantado un poco, pero si eres innovador es el riesgo que corres. Pasaba al principio, que la gente tenía miedo de comprar a través de la red y ahora es lo más normal. El mercado está verde en ese sentido. Ir por delante tiene ventajas y desventajas. Sabemos que hay otras herramientas pero, o no son iguales, o no tienen el mismo concepto.
-¿Cuál es el perfil de empresa al que se dirigen?
-Desde un artesano que fabrica piezas únicas a empresas que venden ropa. El cielo es el límite. Las grandes empresas no han salido. Tienen una plataforma y usan las redes sociales como promoción, pero no lo hacen desde dentro. Como experiencia única de compra hay pocos y la mayoría no son españoles.
-¿Y para otros dispositivos?
-Estamos mirando a las plataformas móviles como iPhone y Android. Con las nuevas aplicaciones de geolocalización puedes abrir un mundo de posibilidades, como ofertar descuentos a través de Facebook Places si el usuario dice dónde está. Empresas como BBVA y Starbucks lo hacen y en EEUU funciona muy bien.
-¿Encontrar financiación ha sido muy difícil?
-La puerta está cerrada porque financiación no hay. En junio de 2010 nos beneficiamos de un préstamo sin aval de la Empresa Nacional de Innovación (Enisa), que tiene un convenio con AJE, lo que nos ha permitido tener oficinas y personal.
-¿Otros proyectos?
-Tenemos otra pata de negocio, la formación, con un módulo de redes sociales y vamos a empezar a impartir en breve cursos a distancia y semipresenciales. Además, hemos puesto en marcha un seminario para candidatos a las municipales, para que usen las redes sociales de un modo más profesional.
Perfil. Con la vista puesta en la red
Comenzó la carrera de Derecho, aunque pronto se decantó por las nuevas tecnologías. A finales de los noventa, Aparicio puso en marcha una consultora de telecomunicaciones que estuvo funcionando hasta 2003, porque en aquellos momentos "no había ni se entendía ese concepto de negocio en Sevilla, además de que nos cogió el estallido de la burbuja de las puntocom", señala. Fue entonces cuando decidió pasar al sector privado como trabajador por cuenta ajena, lo que le llevó a prestar sus servicios en compañías multinacionales como Fujitsu-Siemens y Neosky, y después se incorporó a ONO. Fue en 2008 cuando vio el potencial de las redes sociales y, al salir de la empresa, decidió montar una propia con amigos, que comenzó a funcionar hace dos años.
