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Cultura

Falcones: «Los moriscos también vivieron hacinados en pisos patera»

Tres años y cuatro millones de ejemplares después del boom de La Catedral del Mar, Ildefonso Falcones vuelve a ser noticia con el lanzamiento de la temporada, La mano de Fátima (Grijalbo), una novela protagonizada por un morisco que ve la luz cuando se cumplen 400 años de la expulsión de este pueblo.

el 16 sep 2009 / 04:02 h.

Tres años y cuatro millones de ejemplares después del boom de La Catedral del Mar, Ildefonso Falcones vuelve a ser noticia con el lanzamiento de la temporada, La mano de Fátima (Grijalbo), una novela protagonizada por un morisco que ve la luz cuando se cumplen 400 años de la expulsión de este pueblo.

El escritor barcelonés ambienta su ficción, de casi 1.000 páginas, en la Córdoba de la segunda mitad del siglo XVI, y toma como protagonista a un joven "atrapado entre dos religiones, pues es el fruto de la violación de una musulmana por un sacerdote cristiano", explica Falcones, que llevará al lector a la Guerra de las Alpujarras, donde este personaje conocerá la muerte y el amor, envuelto en un torrente narrativo con similares ingredientes a los de La Catedral del Mar: conflictos, pasiones, venganza, lucha por la supervivencia. "En el fondo, todos queremos salir adelante y tener éxito en la vida. Pero, mientras que en La Catedral el protagonista estaba en manos del azar, en ésta elige su destino".

Pero hay también en su novela un mensaje de tolerancia y de convivencia, que permite establecer paralelismos con ciertos fenómenos sociales de la actualidad. "Partiendo de la base de que vivimos en una sociedad tolerante, que asume la multiculturalidad, podemos decir que hoy los inmigrantes magrebíes están amontonados en pisos patera, y en la Córdoba de aquella época hubo una situación idéntica: los nobles los obligaron a una explotación similar a la que se ejerce hoy, y ordenaron que hubiera una casa morisca entre dos casas cristianas. Allí se hacinaban hasta 16 familias", dice Falcones.

"Hubo épocas de tolerancia, en las que se permitió mantener las iglesias cristianas o el culto de los mudéjares, aunque luego hubiera fanáticos como Almanzor. Lo seguro es que Obama debe tener un asesor que se equivocó, porque hablar del Califato y de la Inquisición es algo que no cuadra", agrega Ildefonso Falcones, que advierte no obstante que no es un historiador profesional y sólo ha tratado de desarrollar una trama en su marco histórico con el mayor rigor.

La mano de Fátima es el segundo asalto de Ildefonso Falcones al mercado editorial después del extraordinario fenómeno de La Catedral del Mar, una obra que fue rechazada por las editoriales sistemáticamente durante dos años hasta que Grijalbo se hizo con ella. Aquel abogado especializado en Derecho Civil que compaginaba su profesión con el gusto por la literatura y la Historia difícilmente podía imaginar que su debut como escritor sería el séptimo libro más vendido del mundo en el año de su lanzamiento, y que tendría proyección en 46 países.

Después de presentar a su editorial el borrador de una segunda novela, que Grijalbo le echó para atrás, entendió que se esperaba de él otra novela histórica de similares características a La Catedral, "aunque ésta fue un hobby y La mano de Fátima ha sido un trabajo mucho más profesional", explica. La tirada inicial de la nueva obra es de 500.000 ejemplares para España, y entre septiembre y noviembre próximos tendrá difusión en América.

Falcones, que compagina sus libros con el ejercicio del Derecho "muy malamente", niega que el arrollador éxito de su anterior novela sea un elemento de presión. "Llevo 30 años ejerciendo como abogado, y eso sí es presión, sacar adelante un pleito y tener contento a tu cliente. Cuando te pones a escribir la presión no existe. Lo único que hay que hacer es trabajar y poner el máximo esfuerzo en ello, pero supongo que el escritor que sufra presión no escribirá una sola línea".

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