El Juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla investiga la muerte de un niño de 23 meses por un golpe de calor, sufrido tras quedar durante más de tres horas en el interior de un coche al sol en Camas, mientras su padre asistía a una reunión de trabajo.
El suceso ocurrió el pasado día 18 cuando el padre, que es profesor en el instituto Camas, en el municipio del mismo nombre, se despistó y se olvidó de dejarlo por la mañana en la guardería. El niño se había quedado dormido y el padre, que había empezado a llevarlo a la guardería a principios de mes, sufrió un despiste en su trayecto habitual y dirigió el coche hacia su lugar de trabajo.
Una vez en el instituto, se olvidó del pequeño y asistió a una reunión para firmar las actas de fin de curso. Cuando regresó al aparcamiento a las 12.30 horas descubrió la tragedia y se encontró a su hijo inconsciente.
El pequeño fue trasladado al centro de salud de Camas y luego al hospital Virgen del Rocío, donde pasó tres días en coma y falleció el pasado martes con un diagnóstico de golpe de calor.
El centro hospitalario cursó la denuncia obligada en todos los casos de muerte no natural y el juzgado abrió diligencias, que se encuentran a la espera del informe de autopsia.
Según fuentes sanitarias, el pequeño sufrió una grave deshidratación pues ese día se registraron en la provincia temperaturas próximas a los 40 grados, que se elevan considerablemente dentro de un vehículo cerrado dejado a la intemperie. El fallecimiento se produjo por muerte cerebral y los padres del niño donaron sus órganos, según las mismas fuentes, que precisaron que el matrimonio, que tiene otros dos hijos mayores y reside en el cercano municipio de Tomares, está destrozado.
Por su parte, el director del Virgen del Rocío, Joseba Barroeta, comentó que el personal del centro hospitalario actuó diligentemente e hizo todo cuanto pudo por salvar la vida del niño. Mientras, la consejera de Salud, María Jesús Montero, rechazó hacer declaraciones sobre este asunto, alegando que "las circunstancias que rodean al acto se están investigando en el juzgado". También se mostró "cautelosa con la información de personas atendidas en hospitales", especialmente cuando se trata de menores.
Cuando llegó al hospital el niño sufría convulsiones y una temperatura corporal de 43 grados. Un niño encerrado en un coche aparcado al sol en verano y sin ventilación puede alcanzar los 43 grados de temperatura corporal y morir en el plazo de 30 a 60 minutos debido a un colapso vascular, según explicó a Efe el pediatra Antonio Garrido-Lestache. El interior del coche puede llegar a los 70 grados.
