Los tiempos de la administración son lentos. La carga burocrática presupone siempre una lenta ejecución de los proyectos, pero los gestores públicos deben procurar el equilibrio entre sus compromisos y las realidades. En el caso de la cultura, Gobierno, Junta y Ayuntamiento cierran el año con una docena de proyectos pendientes de ejecución pese a que anunciaron su materialización en 2008. La Junta y el Ministerio comprometieron que en estas fechas estaría ya abierta la Casa de Murillo tras invertir un millón de euros. A día de hoy no han empezado las obras. El Gobierno acaba de aprobar el plan de rehabilitación del Museo Arqueológico, si bien no ha destinado fondos en los presupuestos, por lo que habrá que esperar, como mínimo, a 2010. Precisamente el penoso estado de las salas del Arqueológico ha imposibilitado inaugurar este año la exposición del tesoro del Carambolo por su 50 aniversario. La falta de presupuesto ha obligado al Ayuntamiento a cancelar por segundo año el Festival Sevilla Entre Culturas, que debía celebrarse en diciembre. La ampliación del Museo de Bellas no cuenta con dinero del Gobierno por lo que 2009 tampoco será su año. Tampoco ha habido actividad en la casa de los Poetas, un proyecto que se anunció a bombo y platillo y que sigue a la espera de la conclusión de las obras en Santa Clara. El Centro Velázquez y el Año Don Juan, día de hoy, siguen a la espera pese al compromiso público. El desfase de los plazos de todos estos proyectos por parte de las administraciones supone un evidente desgaste de su credibilidad ante los ciudadanos, acreedores de las promesas incumplidas. El papel de la oposición resulta igualmente desalentador debido a la falta de iniciativas que demuestra tanto en el ayuntamiento como en el Parlamento Andaluz. Urge una reflexión en los dirigentes y gestores públicos. Los plazos están para cumplirlos, ésa es la cultura que demandan los ciudadanos.