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Faltan cirios para tanto nazareno en Heliópolis

Tan buena acogida ha tenido la cofradía en su barrio que, en su segundo año con nazarenos, La Misión se quedó sin cirios. Pese al aire de recién estrenada, la hermandad ha logrado el tono sobrio que ansiaba.

el 16 sep 2009 / 00:53 h.

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Se esperaba que hubiera más nazarenos que los 300 que acompañaron al paso por primera vez el año pasado, pero las previsiones se desbordaron, con 415. "Nos hemos quedado sin cirios", decía un miembro de la junta que, pese al gesto de disculpa, debía de ocultar cierto orgullo ante la buena acogida que ha tenido la cofradía, que sacó a la calle casi a la mitad de sus mil hermanos. Si quedaban dudas, alumnos y sobre todo antiguos alumnos del Claret hacían piña para ver a una hermandad muy vinculada al colegio.

"Aquí traen a sus hijos todos los padres que han estudiado en el Claret", explicaba un abuelo que sostenía en brazos a Jesús, de 4 años, que no dudaba en asegurar que es su hermandad favorita. Vecino de Bami, el crío ha tenido que apuntarse a Las Irlandesas, pero sus tres primos han seguido la senda de sus padres, son alumnos del Claret y salían ayer de nazarenos. Al otro lado de la calle, 14 ancianas del asilo Regina Angelorum aguantaban a pie quieto esperando la salida, bajo un sol que calentaba muy seriamente.

A las seis de la tarde, la hermandad se colocó ante la puerta de la parroquia de la calle García Tejero y empezó a marchar a los sones de Cristo del Amor. Sus capirotes, de un azul idéntico, sin la gama de colores típica de las hermandades antiguas. Las cestas de los diputados de tramo, azul brillante, de estreno. Y los diputados, ordenando en la calle y poniendo más derechos que un palo a los nazarenitos de una cofradía que ya ha pedido hacer estación de penitencia hasta la Catedral.

Al fondo, en la oscuridad de la iglesia, con los faroles encendidos, el Cristo de la Misión con la cruz a cuestas observado por la Virgen del Amparo se acercó, cruzó el dintel y salió con Amor de Madre. La primera chicotá paró entre los colegios Claret y Nuestra Señora de las Mercedes y allí la canastilla de madera viró para escuchar las dos primeras saetas del día, en un homenaje mutuo entre la hermandad y el colegio. Es lo que tiene ser buenos vecinos.

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