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Felipe González: "La justicia está hecha unos zorros por el 'ganao' que hay dentro"

el 12 mar 2010 / 23:25 h.

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Cándido Méndez y Felipe González debatieron moderados por María Antonia Iglesias.

Reforma laboral y de las pensiones, crisis y amenaza de una huelga general eran los temas sobre la mesa. Cándido Méndez y Felipe González los interlocutores. Si no fuera por las canas que ya peinan ambos y la tecnología 2.0 que les rodeaba, la escena podría pertenecer a finales de los 80 o principios de los 90.

Pero ayer, como invitados de un foro en el marco del congreso del PSOE andaluz, uno hablaba desde la libertad que le da no ser ya presidente del Gobierno español y el otro en el díficil papel, que le recordó la moderadora María Antonio Iglesias, de liderar el sindicato UGT y ser socialista de corazón y convicción, e incluso, amigo personal del actual presidente Zapatero.

Para Cándido Méndez, las preguntas de la periodista -a quien su participación en La Noria la ha curtido a la hora de imponer orden en la sala- fueron muy claras. ¿Está dispuesto a llegar a la huelga general aunque eso suponga desestabilizar al gobierno amigo?. Hizo falta insistir para arrancarle: "Si nos encontramos que hay una agresión a los derechos de los de los trabajadores, contestaremos con el mismo alcance, pero yo no tengo porque ponerme en ese escenario porque no se ha producido".

Ahora bien, dicho esto, el secretario general de UGT también dijo estar "hasta el gorro de oír que las únicas medidas eficaces son impopulares y dolorosas" -después de que González aludiera a que suelen ser las más eficaces y si se explican bien se convierten en las más populares- y aunque se mostró dispuesto a negociar reformas laborales, también afirmó que "por ahí no van los tiros". "Si las reformas laborales crearan empleos, nos saldían por las orejas, porque se han hecho cuatro o cinco gordas.

El problema fundamental es nuestra estructura productiva y eso no se arregla de la noche a la mañana".En ello, González le dio la razón, pero frente a la encendida defensa de Méndez de la necesidad de que el sector público arrime el hombro, el ex presidente habló de equilibrios entre ingresos y gastos y dibujó un mercado productivo que ha vivido en una economía irreal en la que se creaba empleo muy rápido en época de bonanza y se ha destruido igual de rápido en crisis.

En un tono muy relajado -llegó a recordar a Méndez que no estaban negociando al discrepar en la necesidad de atrasar la jubilación-, resumió en cuatro claves cómo España ha pasado de ser "la que tenía las mejores cuentas públicas el día antes de la crisis" a situarse actualmente a la cola con el mayor déficit: la caída de los ingresos -se mostró receloso sobre las medidas fiscales planteadas hasta ahora por insuficientes-; las políticas activas y la inversión pública que defendió, como Méndez, para amortiguar la caída privada; el gasto social que ha provocado la crisis y, sobre todo, fue especialmente duro con la banca y la falta de control sobre los productos que vende sin reflejo contable.

Ahí pidió leyes que fiscalicen su actividad y cuestionó "¿cuánto ha costado el rescate del sistema financiero y para qué?". Pero González lanzó un mensaje a sus compañeros: que presenten estas claves a la oposición y obligarles a decir que harían ellos y de dónde recortarían. La respuesta marcaría claras distancias electorales. González escuchó un ¡vuelve! al que respondió "si estoy aquí", si bien al comienzo se refirió a las "infamias" que no tiene "tiempo" de responder -en alusión a la información sobre su supuesta mansión en Marruecos- de los que "temen" un regreso que descartó, aunque por si acaso dio "una noticia: "no soy millonario".

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