La presidenta argentina, Cristina Fernández, cargó contra los dirigentes agropecuarios y llamó a defender la democracia, en la segunda manifestación del peronismo organizada por su esposo, el ex gobernante Néstor Kirchner, desde que comenzó hace 3 meses el conflicto entre el Gobierno y el campo.
El oficialismo paralizó prácticamente la capital del país para garantizar el éxito de la convocatoria de Kirchner, respaldada por la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal central sindical argentina, que decretó la interrupción de la jornada laboral desde el mediodía (local) en sectores tan sensibles como el bancario.
Cientos de microbuses que llegaron de la afueras de Buenos Aires y de las provincias aledañas colapsaron el tráfico de la ciudad, restringido en las áreas próximas a la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada (sede del Gobierno), desde las primeras horas de la mañana.
Miles de personas aguardaron durante horas en la plaza la llegada de Fernández, única oradora del acto multitudinario organizado por Kirchner en medio del clima de tensión que vive el país por la crisis con el campo.
Con cerca de hora y media de retraso, la presidenta llegó a las inmediaciones de la plaza en el helicóptero que acostumbra a utilizar en sus desplazamientos por la ciudad, vestida con un discreto traje de pantalón oscuro y acompañada por Kirchner, líder del Partido Justicialista (PJ, peronista).
Tras guardar un minuto de silencio por el fallecimiento de un manifestante en la plaza tras ser golpeado en la cabeza por una farola que se desprendió, Fernández arremetió con dureza contra las patronales agropecuarias y defendió los logros de la gestión de su esposo y antecesor en el cargo y los de su Gobierno.
Acompañada por los miembros de su Gobierno y por una amplia mayoría de los gobernadores peronistas del país, Fernández cargó contra los dirigentes agropecuarios.
"Cuatro personas a las que nadie votó, a las que nadie eligió" que "se reunían, deliberaban, decidían y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por la rutas del país y quién no", afirmó la mandataria.
Fernández dijo se percató de que el problema no estaba en el alza de las retenciones a las exportaciones de granos decretada por su Gobierno -lo que detonó del conflicto-, sino que "se estaba socavando, interfiriendo en la misma construcción democrática, que dice que los representantes del pueblo elegidos en elecciones son los que deliberan".
"Los invitamos a que democráticamente se constituyan como partido político y se presenten en las próximas elecciones para reclamar el voto a favor de su modelo", añadió Fernández, quien defendió la necesidad de que las diferencias se "procesen democráticamente".
"Tal vez por los golpes (de Estado), creemos que todo se arregla con intolerancia, bocina, cacerola o corte de ruta. Así no se arreglan las cosas, al contrario, cada vez se desarreglan más", aseguró.
"Estamos ante una gran oportunidad histórica: por primera vez ellos (los países desarrollados) necesitan más de nosotros que nosotros de ellos. Seamos inteligentes, dejemos de mirarnos el ombligo", sostuvo.
La presidenta acusa un duro desgaste por el conflicto agrario, con una significativa caída de su popularidad y "cacerolazos" masivos, como el protagonizado este lunes en Buenos Aires y otras grandes ciudades del país, en contra de su política.
Tras casi 100 días de conflicto, Fernández envió el martes al Parlamento un proyecto de ley para que ese poder ratifique o no el decreto que incrementó los impuestos a las exportaciones.
Horas después del acto, las organizaciones agrarias resolvieron extender hasta la medianoche del viernes la no exportación de granos en disconformidad con el proyecto de ley enviado al Parlamento y piden se contemple modificar la iniciativa oficial para poder discutir el asunto fondo.
