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Fernando Echávarri y Antón Paz, los señores del Tornado

Fernando Echávarri y Antón Paz han sumado en los Juegos de Pekín 2008 un oro olímpico que se viene a sumar a un amplio palmarés de triunfos en esta disciplina de la vela, en la que se han convertido en los auténticos dominadores. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 10:17 h.

Fernando Echávarri y Antón Paz han sumado en los Juegos de Pekín 2008 un oro olímpico que se viene a sumar a un amplio palmarés de triunfos en esta disciplina de la vela, en la que se han convertido en los auténticos dominadores.

Fernando, nacido en Santander en 1971 pero pontevedrés de adopción, probó surte primero en la clase Laser, con la que optó a representar a España en los Juegos de Atlanta'96, pero no pudo ser, por lo que decidió buscar otra clase en la que probar suerte, hasta que se fijó en el espectacular Tornado, el catamarán olímpico.

Antón Paz, también pontevedrés de adopción pese a nacer en Madrid en 1976, probó suerte en principio en la clase Europe, en la que tampoco llegó a destacar.

Sin embargo, estos dos regatistas estaban destinados a navegar juntos y lo que no consiguieron por separado, lo hicieron juntos cuando se decidieron a probar suerte en el Tornado, clase en la que podían juntar sus respectivas habilidades en la navegación.

En 1999 entraron ya en el equipo preolímpico, lo que les llevó a residir en Santander. Convertidos en los "sparring" de Fernando León y José Luis Ballester (oro en Atlanta'96) en los Juegos de Syndey 2000, mejoraron aun más su técnica para tratar el asalto a los siguientes Juegos, los de Atenas 2004.

Su exhaustiva preparación para la cita ateniense los llevó situarse líderes de la clasificación mundial de la ISAF en febrero de 2004. En la capital griega la pareja se postuló hasta el último momento para colgarse una de las medallas hasta que la mala suerte se cebó en ellos.

Una rotura en una de las últimas pruebas, los apartó del camino de las medallas, por lo que se tuvieron que conformar con el diploma olímpico que les dio derecho su octavo puesto.

"De todo se aprende", afirmó Fernando tras la cita ateniense y de esa desilusión salió un equipo aún más fuerte. A partir de ahí se convirtieron en los grandes dominadores de la clase, imponiéndose en casi todas las pruebas a las que se enfrentaban, incluido el mundial que se disputó en la localidad francesa de La Rochelle y el europeo de Vastervik (Suecia).

Sus triunfos los llevó a ser de nuevo líderes del ránking mundial de la clase durante catorce meses y a ser galardonados por la Federación Internacional de Vela con el prestigioso Rolex World Sailor of the Year, mejores regatistas del año, premio que recibieron en Singapur.

Tras ese año de gloria y un tanto saturados, decidieron darse un respiro, lo que fue aprovechado por Fernando para embarcarse en el barco español MoviStar que iba a disputar la Volvo Ocean Race. Tuvo la mala suerte de vivir el trágico momento de tener que abandonar el velero poco antes de que éste fuera tragado por las frías aguas del Atlántico Norte.

Echávarri, en esos momentos de gran tensión, cuando veían que su barco era irrecuperable, supo mantener la cabeza fría y grabar con una cámara todo lo que ocurrió a bordo del velero, así como el momento en el que uno de sus rivales, el holandés ABN Amro 2, los rescató pese a que ellos vivían su propio drama tras fallecer uno de sus tripulantes unas horas antes.

Antón, por su parte, se sumergió junto a su hermano en un proyecto de la clase monotipo Platú 25, con el que logró el cuarto puesto en el mundial con Fernando.

De vuelta con el Tornado en 2006, la pareja española terminó octava en el mundial de ese año, puesto que mejoraron notablemente al año siguiente, cuando volvieron a lo más alto del podio en el Campeonato del Mundo de Cascais.

A partir de ese momento toda su preparación se ha centrado en los Juegos de Pekín. Reducción de peso y búsqueda del mejor material para navegar con poco viento centraron su atención en los meses previos a la competición. Su medalla de oro confirma que lo hicieron bien.

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