La Diputación sacó adelante esta semana sus presupuestos más difíciles. Su presidente, Fernando Rodríguez Villalobos, saca pecho porque "se mantiene el tipo" con unas cuentas sin recortes -sólo el 1%- pese a que son las cuartas atizadas por la crisis. Tras quemar la calculadora, mira ahora a Madrid, donde espera las "fórmulas mágicas" de Rajoy para destensar la soga que oprime a las ayuntamientos, sea con prórrogas en las devoluciones al Estado o con una ley de financiación local.
-Después de un pleno movido, ha salvado los presupuestos.
-El debate tuvo más salsa política por las circunstancias adversas, que vienen acompañadas de un silencio, de momento, del gobierno central, que no ha aprobado la ley de presupuestos generales. Las administraciones deben estar en estado de previsión porque no sabemos qué harán: si reducirán, si aumentarán o si aplazarán la devolución de lo recibido, que para la Diputación son 17,8 millones.
-El PP amagó con una prórroga en las devoluciones.
-Me sorprendió que en plena discusión del presupuesto llegara un teletipo, aireado por el PP, que decía que Rajoy permitiría que las comunidades devolvieran dinero al Estado en diez años en vez de cinco, algo que fue desmentido después por Arenas porque metieron la pata. Mientras, el PP de la Diputación decía que tendríamos ese dinero. Si se aplica a la Diputación, se destinaría a otro plan de emergencia social municipal, es decir, a la creación de más contratos.
-¿Cree que será posible?
-Los diputados del PP lo dieron por hecho. Sólo hay que materializarlo. Pero tengo la sospecha de que con esto muestran los primeros desacuerdos del gobierno que aún no ha tomado posesión. Cada uno dice una cosa. Espero que al final se aclaren y, de paso, Arenas diga qué solución tiene a los problemas de financiación local. Se lo agradecería en nombre de los alcaldes. No me importaría, siendo como soy del PSOE, aceptar una propuesta del PP, pero sin chistera, diciendo las cosas claras, porque ahora le toca a ellos gobernar.
-Como toca a la Diputación, ¿está contento con sus cuentas?
-Es un presupuesto de 316,7 millones. Para algunos el titular es que bajamos un 1%, no que mantenemos el tipo. ¿Cómo se equilibra teniendo que devolver 17,8 millones? Pues reduciendo gastos. Lo demás son películas. Por ejemplo se han bajado un 15% los gastos corrientes.
-¿Se podría ajustar aún más?
-Ya estamos casi a punto de estallar. Pero está claro que no vamos a recortar partidas en empleo y gastos sociales. Y si mañana nos dice el Estado que hay que bajar un 5%, no tocaremos los gastos sociales ni la inversión. No es verdad lo que dicen PP e IU de que invertiremos menos: será igual que este año.
-La oposición denuncia que han eliminado varios programas.
-Dicen que he recortado o eliminado programas, pero no cuentan los que se han captado nuevos. Eso no interesa. La realidad es que habrá 62,9 millones de inversión para 2012 y este año había 64.
-¿Cómo valora tantas críticas de los diputados de PP e IU?
-Se quejan porque no tienen responsabilidad de gobierno. Me he convertido en un empresario y como tal administro una empresa llamada Diputación. Mi prioridad es dar de comer a 2.000 empleados. No he hecho ERE ni despidos. Hasta hoy mantengo el tipo, aunque la oposición diga que gasto mucho en personal. Sólo tengo a mi servicio a tres o cuatro, el resto trabajan en los pueblos. ¿O creen que los arquitectos me hacen los planos a mí? Para evitar problemas, tendría que salir una ley estatal que regule cuántos asesores debe tener la Diputación y cuánto deben cobrar su presidente y los diputados.
-¿Lo planteó a su partido? Rubalcaba planteaba incluso...
-Adelgazar, adaptar o incluso ventilarse la Diputación. Sí, lo llegué a proponer en la conferencia política del PSOE. Si estamos de acuerdo en mantener las diputaciones, transformémoslas. -Rajoy quiere mantenerlas. -Pues ya está. Ahora hay que dejarlas y dotarlas de servicios.
-El PP defendió también la financiación local, ¿habrá ley?
-Llevamos tiempo escuchando a unos y otros que la financiación local es importante. Soy partidario de una ley ajustada a los servicios que se presta y con un arrope presupuestario. Repito, espero a Arenas y a sus recetas mágicas para solucionar esta situación.
-Con ese panorama, ¿cómo se presenta 2012? ¿Los consistorios aguantarán el chaparrón?
-El inicio de año no es el problema, sino saber hasta dónde podrán aguantar. Por eso las ayudas al pago de nóminas se plantean en octubre. Pero sabemos que los planes de la Diputación son medidas coyunturales. De una taleguilla que había en vez de gastarlo todo se dio a los ayuntamientos. Pero no soy el rey del mambo. ¿Quién tiene la fuerza? Solamente el que legisla.
-¿Habrá en el futuro más de esa decena de ayuntamientos que tenían sus arcas al límite?
-No creo, porque los Ayuntamientos están tomando medidas muy austeras. La inmensa mayoría de los alcaldes son gente seria.
-¿No se ha pecado algo de ser mucho cigarra y poco hormiga?
-Pero no por ser malos o buenos gestores, sino que unos fueron más expansivos y otros más ahorradores. La Diputación tradicionalmente ha funcionado como los segundos: nada de grandes historias. Por eso las cuentas están saneadas y, por ahora, no peligran.
-¿Cree que deben suprimirse mancomunidades y consorcios?
-Hay que practicar la misma filosofía que con la Diputación: adelgazar y adecuar. Y si haciendo todo esto no sirve para nada, pues fuera. Pero eso no lo tengo que decir yo, sino los alcaldes que forman parte de estos entes. Yo a lo mejor sólo estoy para poner el dinero.
-El tener los billetes le dará derecho a dar una opinión.
-No crea. Al contrario, no quieren para ser más autónomos.
-En el pleno se habló mucho de presupuestos, pero el PSOE no quiso hablar del polémico spot de los Reyes Magos, ¿por qué?
-No es que nos contradigamos por las críticas del PSOE local. Institucionalmente tengo la obligación de no tirar piedras al Consistorio, porque indirectamente me los tiro a mi tejado. El turismo que viene a Sevilla luego va a los pueblos. Nos llevamos bien. Vamos a Fitur juntos y hacemos muchas campañas juntos. Eso no lo voy a romper por un spot de unos reyes que si son vagos, flojos o dormilones. Aunque es cierto que no deberíamos acentuar aquello que el de fuera utiliza para herir nuestra sensibilidad.
